jueves, 26 de febrero de 2009

El tercer día de curro

¡Hola tulipanes!

Hoy os voy a hablar sobre mi tercer día de curro. Sé que mi semana se os esta haciendo eterna, pero es para que captéis mi sensaciones adecuadamente, ggg; porque a mi también se me hizo superlarga (así que ya sabéis lo que os espera, gggg. ¡Qué no, que es bromita!).

Mi tercer día de curro no empezó nada bien. Lo primero mi ducha se encabezonó con no dar agua caliente. Desde luego no es la cosa mejor del mundo salir a las siete de la mañana al pasillo de casa para darte una ducha y que encima que solo salga agua fría. Pero no estaba dispuesta a rendirme, yo soy pulcra incluso con circunstancias adversas (en la isla de los famosos yo ganaría el premio a la más limpita). Así que me reaté la toalla, volví a cruzar el descansillo de las escaleras (rezando para no conocer en ese preciso instante al vecino), me fui a la cocina donde sí salía agua caliente, calenté dos cacerolas de agua (la vieja escuela siempre funciona), vuelta a cruzar el pasillo (pidiendo clemencia a Murphy) y a lavarme al estilo gato. Hasta los más limpios del lugar se hubiesen sucumbido a no lavarse, pero yo no sin mi ducha. Ahora desde entonces todos los días me llevo una cacerola de agua caliente a la ducha por si acaso, que no quiero desgastar mi suerte.

Tras el ajetreo matutino me dispuse a ir a curro, pero las cosas no iban a ser tan sencillas. Primero decir que ese día ya sé que significa “viento que corta”, y no es ninguna metáfora. Os recuerdo también que ese día volvía a tocar ir paseando a la oficina, y además me había marcado un nuevo objetivo ¡demostrarle a los de google-maps que entre mi casa y mi oficina no se tardan 45 minutos! Los más perspicaces que estéis en casa pensareis: ¡Caracoles, a Mila se le ha ido la chaveta! Eso mismo se planteó el primer día de curro y falló (PD: Uso “Caracoles” como homenaje a todas las series que hemos visto de niños dobladas por hispanos, ya sabéis: caracoles, caray Bubu,…). De todas formas esta vez tenía un plan secreto, “seguro” que los del google-maps no se les había ocurrido usar en sus cálculos el camino que cogimos el día anterior con las bicis y que va desde la plaza principal de Delft a la universidad. “Seguro que esa ruta no se le había ocurrido a nadie”. Lo más lógico sería pensar que se tardaba menos por el hecho de haber ido en bicicleta, pero en mi aversión hacia estas estaba dispuesta a demostrar que realmente una persona en bici en un camino llano no va más rápido que otra a pie y sin correr.

Para ir por esta ruta tenía que meterme por el centro de Delft, pero en vez de seguir por la calle que tomé el día anterior para ir a la plaza, decidí innovar (lo típico que le apetece hacer a cualquiera a las 8 de la mañana).

El problema básico que plantea una cuidad como Delft al españolito medio es que todas sus calles nos parecen las mismas. Canal + puente + casas de ladrillo bajitas son los elementos que compone cualquier calle de aquí. Puede que las casas entre sí no sean muy parecidas, pero nosotros no somos incapaces de distinguirlas. Quizá porque para nosotros dos edificios son distintos sólo si uno es amarillo y otro es azul (aquí estamos en la gama color ladrillo) o si tienen diferente número de plantas (aquí todas las casas son de tres plantas, ni más ni menos). Vistos los problemas a la hora de distinguir edificios, no me pidáis que diferencie los puentes, ni mucho menos los canales. Además para darle más emoción a la cosa los canales estaban helados y los patos andaban patinando sobre la superficie. Así como os estáis oliendo desde hace un rato, me perdí. Y me perdí pero en condiciones, de esto que cuando preguntas a la gente como llegar a un sitio, hasta resoplan y todo, de lo lejos que esta. Resulta que había andado de más, y me había saltado un giro, con lo que vuelve para atrás, pregunta,…Conclusión, llegaba tarde.

A mi mucha gente me define como pachorrona absoluta, pero os equivocáis, soy pachorrona relativa. Tengo el plasplas suficiente como para ducharme tranquilamente (cuando el calentador lo permite) y dedicarme a innovar la ruta de ir al trabajo. Sin embargo, cuando estoy a falta de 5 minutos de la hora a la que todo el mundo entra en la oficina y me encuentro a unos 25 minutos andando según google, en ese preciso instante me agobio y mucho.

En ese momento de estrés extremo (ojo al juego de palabras), no me encontraba en el mapa, topé con una de esas holandesas que no hablan inglés, no pasaba un alma por la calle. Cuando por fin descubrí que camino seguir, todas las bicicletas del mundo (y alguna más) me adelantaron con todo el recochineo del mundo (las oía acerarse, chirriando y con esos timbres que me sacan de quicio, me pasaban, y se iban alejando y haciéndose pequeñitas, recordándome que necesitaba una bici ya, ya, ya).

Al final termine llegando a la oficina no tan tarde (porque aquí tenemos un margen de media hora para entrar; y realmente iba tarde con respecto a la hora que quería entrar) y además me dediqué a hacer hincapié en el hecho de “pobrecita yo que me he perdido”. De todas formas mi estrategia no era del todo la correcta, porque esa mañana descubrí que lo importante que hay que resaltar no es en el hecho de “soy nueva y me pierdo, sniff”, sino en “vengo andando”.

Ya conocéis mi manía de contarlo todo (y si no, mirad todo lo que lleváis leído) y lo mal que llevo el estar en silencio con otras personas, siempre me cargo con la responsabilidad de hablar y poner fin a los momentos “grillo”. Aquí como estoy en Holanda y no juego en casa, me he rebajado esa carga, pero de vez en cuando mi Pepito Grillo se lanza a salvar a todo aquel que lo esté pasando mal por un silencio. Ese mismo día, a la hora del café hubo unos cuantos, así que por hablar de algo les conté mis penas con la ducha. ¿Os podeis creer cual era el comentario mayoritario? “Pues mira que es raro que funcione el calentador de la cocina y no el del baño”. Ummm, “a ver majete (mi ceja estaba alcanzando unas cotas insospechadas), tu te crees que no he intendado/esperado a que saliese agua caliente teniendo en cuenta que la alternativa era reatarme en la toalla, salir al descansillo, ir a la cocina, calentar agua, volver al descansillo y de ahí a la ducha”. Sin embargo, como soy nueva y aun no sé bordear en inglés mi respuesta fue “Quien sabe”, más una sonrisa. ¡Ay, quién me ha visto y quién me ve!

Mientras yo cojo soltura con el inglés, vosotros sed buenos.
Mila.

Descubriendo Holanda:

-Sabéis que los holandeses en sus casas no ponen persianas, ni aunque vivan en un bajo. Nada, ni un triste estor ni nada. Ellos se empeñan en participar en un Gran Hermano nacional sin premio ni sin Mercedes Milá. ¿Y quienes los pasan peor? ¿Ellos? No, que va. Nosotros, tanto los españoles como franceses (como podéis comprobar esta sección se está abriendo al mundo), que miramos y luego nos sentimos culpables, como cotillas. Pero es que es una fuerza superior, que me hace girar la cabeza y mirar dentro aunque no quiera. Tranquilos, terminaré superando ese vicio, pero mientras tanto podré escribir un post sobre decoración de interiores en Holanda (ggg).

lunes, 16 de febrero de 2009

No hablar el idioma :(

¡Hola tulipanes!

El post de hoy lo voy a centrar en una de las cosas que peor llevo de estar en Holanda. ¡No hablar el idioma!

Ya en mi segundo día y con el fotomatón escribiéndome mensajitos que yo no comprendía, comencé a tomar conciencia de la situación. Sin embargo, al poder solucionar el problema de las fotos, y al rellenar la ficha del descuento para el tren con la ayuda de Clarisse y de la señora de la ventanilla (a la que tenía que entregarle el papel) me hizo pensar que el tema idioma va a ser un mal menor.

Desde luego hay que reconocer que en España sin hablar español, estas bastante perdido (lo único que creo que salva a los extranjeros en España es nuestra capacidad de mímica y digamos nuestra buena voluntad (en grado intermedio). Creo que sois capaces de imaginaros a un español medio gesticulando como un loco, articulando y hablando todo lo alto que le es posible para explicarle a un pobre guiri como llegar a algún lado).

Una vez reconocido esto, tengo que decir que en mis dos semanas de estancia aquí me he encontrado ya con un par de holandeses que no hablan inglés (que los hay, aunque algo te entienden y tú a ellos les medio comprendes lo que te quieren contar). Aunque claro son menos abundantes que españoles que no hablan inglés.

Así que, ¿cuáles han sido mis principales problemas lingüísticos?:

-Por ejemplo, a día de hoy sin saber donde tirar la basura. Tranquilidad, que no vivo en una casa como si tuviese el síndrome de Diógenes. Pero me he dedicado a separar la basura, como suelo hacer en España, y cuando he llegado a los contenedores no he sabido donde tengo que tirar cada cosa. Lo único que tengo claro es cual es el contendor del vidrio (y porque pone glass-noséque). Pero entre los otros, ¡ni idea!, ya que en vez de tener un dibujito que te lo explique, viene una parrafada. Cuando fui el otro día a bajar la basura, como no pasaba nadie por la calle tuve que optar por la infalible técnica de “pitopitogorgorito”.

-El otro día un holandés preguntó por la calle como llegar a la estación (cosa que por cierto sé), y yo hasta pasado un rato no fui consciente que se estaban dirigiendo a mí. Esto más bien, no era un problema lingüístico para mí, sino para él que quería llegar a la estación.

-En mi tercer día de estancia en Holanda, tras el fracaso de las cabinas, y tras ir a un supermercado con un cartel de horario engañoso en la puerta (ponía que estaba abierto hasta las 9, y los números son de las cosas que son comunes en Holanda y en España. Pero en realidad a las 9 estaba cerradísimo), encontré una especie de multitienda (regentada por unos hindúes o así, ya os he contado que los chinos todavía no ha colonizado Delft). En esta multitienda tenían un cartel de propaganda con tarifas para llamar al extranjero y pensé “¡por fin!”. El problema era que el hombre de la tienda no hablaba apenas inglés. Un muchachito se ofreció de intermediario y al final conseguí comprar la supuesta tarjeta por 6 euros. Para utilizar la tarjeta tenía que seguir unos pasos que un contestador me dictaba, por supuesto en holandés y teclear unos números de la tarjeta. Le volví a pedir ayuda al muchacho, pero por lo visto el tema tarjetas no es exactamente lo suyo. Y me quedé sin 6 euros. (No penséis mal, yo tengo la tarjeta con los números de la recarga, así que no creo que se recargase el teléfono a mi costa. Pero cuando no conoces un idioma estas a expensas del que tienes al lado para que te ayude, sea un poco inútil o no)

-Tras la aventura de la tarjeta fui capaz de descubrir por fin cuanto saldo me quedaba en el móvil, y el hallazgo se dio porque se me acabó el dinero (lógico la tarjeta venía con 5 euros en llamadas, había llamado a España, y no había recargado porque no sabía ni dónde ni cómo hacerlo). Entonces la voz de una señorita muy amable me dijo algo de X cents (deduje que se trataba de la versión holandesas de “su saldo actual no le permite realizar una llamada de más de un minuto al destino solicitado y de llamar a España mejor ni hablamos”).

-El quinto día descubrí no podía recargarme yo solita el móvil, porque en vez de ir a una tienda y decir cárguenme 10 euros a este número, te dan un código y antes de introducirlo tienes que escuchar el típico menú (¡en holandés!) de: “Pulse 1 si quiere recargar a través de código, pulse 2 si quiere realizar la recarga con el método….” (Vamos una idea parecida a la tarjeta de la multitienda). Así que en el propio supermercado que compré el código, les pedí que me hiciesen la recarga (y me quedé más o menos con la copla de cómo hacerlo).

-El sexto día descubrí que T-Mobile no tiene la opción de mandarte un mensaje con el saldo, sino que te lo dice de viva voz y en holandés. Así que tenía que pedir a mis compañeros que me mirasen el saldo. Cuando en casa intenté solucionar este asunto por mi cuenta así como quitar el buzón de voz llamando al Klantenservice (servicio de información al cliente) entendí que los menús de “Pulse 1…pulse 2….” se habían convertido en mis peores enemigos. Pulse 1 en todas las ocasiones que pude, hasta que alguien me atendió (me informó que esa no era la opción correcta, “¡¡vaya, con lo fidedigno que suele ser pulsar 1 hasta que alguien te responda!!”; y que para lo que yo quería mejor que llamase al día siguiente).

-Otra cosa que averigüé ese mismo día, es que tampoco era capaz de escuchar los mensajes del buzón de voz, porque para ello me pedían noséque de una contraseña.

-El séptimo día (viernes) ante la proximidad del domingo (y de todas las tiendas cerradas), traté de volver a recargar en el super de la otra vez, pero esta vez no les funcionaba la máquina. Busqué otro supermercado, y volví a pedir que me hiciesen la recarga (quería comprobar que siempre eran los mismo pasos, y no tenía ganas de andar perdiendo recargas de nuevo). Como los pasos parecían los mimos, los apunté en un papel (ya iba ganando independencia, al menos las recargas podría hacerlas yo solita).

-Ese mismo día pasé por la tienda donde compré el móvil para que me informasen de la tarifa que tenía y para preguntar si había la opción de que me llegase un mensaje con el saldo (yo seguía erre que erre). Me ayudaron a cambiarme de tarifa (porque se hace desde internet en una página en holandés, sin opción a inglés; y de hecho hoy he ayudado yo a una amiga a que se cambie ella de tarifa. ¡Voy progresando! J), y me dieron un número donde podría consultar el saldo en inglés. (Segundo punto de independencia).

-En mi decimocuarto día en Holanda (sólo puedo solucionar las cosas cuando las tiendas abren hasta más tarde, vamos de semana en semana), he ido a otra tienda (esta vez solo de T-Mobile, para no darle tanto la coña a los mismos). Y me han quitado el buzón de voz y me ha configurado el móvil para recibir los mensajes de T-Mobile en inglés. ¡¡Yuju!!

Como podéis ver voy progresando poco a poco. Os he contado todo el calvario del móvil porque es que me más me ha dado la tabarra (y también el que se ha ido solucionando), pero por ejemplo otra historia que tengo que arreglar ahora es poder hablar con un proveedor de internet :s (porque cada vez que llamo no se que me cuentan).

Os mantendré informados, tulipanes. Mientras tanto, sed buenos.

Descubriendo Holanda:

- A lo mejor tras leer este post (que reconozco que me ha quedado especialmente pesado) habéis pensado, porque Mila no ha preguntado en la oficina para qué es el contenedor verde, para qué el amarillo,… Pues listos, que sepáis que lo he hecho :p. Lo que ocurre es que los amigos holandeses no tienen un código de colores para las papeleras. Depende del ayuntamiento, incluso del barrio, así que acecharé al vecino detrás de unos matorrales a ver donde pone cada bolsa.

- Por cierto, los holandeses no son tan ecologistas como parecen (tanta bici y luego…). ¡Cuanto tienen que aprender en mi “ofi” del B105! El otro día lleve unas “elaboradas” judías blancas de bote para comer, y claro intenté reciclar el bote de cristal. La respuesta fue “pues no tenemos”, y tiraron mi frasco a la basura. A mi me entraron los siete males, y desde entonces me los traigo a casa, que ya los reciclaré yo. ¡Que para algo es el único contenedor que tengo claro!

-Pequeños saltamontes no sé si vosotros os acordáis de cuando La Casera venía en botella de cristal, y en el super te daban 20 pesetas (de las de antes ;)) por devolver los cascos. Bueno pues aquí en algunos supermercados esa técnica se sigue funcionando. Aquí en algunos supermercados, por cada botella de Fanta te dan un vale de 20 céntimos de descuento. De acueeeeeeerdo, en este tema les doy un minipunto de reclaje.

-Os preguntaréis a estas alturas qué se decir en holandés. Pues mi nivel actual es similar al de Mariaje hablando en cordobés ;) (ella sabe decir “doo” y “tree”; pues yo también me sé dos palabras “ja” /ya/ sí y “nee” /nei/ no). Después reconozco alguna más, pero o la reconozco escrita (gracias a los subtítulos de la tele) y luego no sé como se dice o “sé decirla” pero no sé escribirla. En mi lista de escritas están spoor (andén; es que cojo muchos trenes), melk (leche, sin comentarios, como para no saberla), kaas (queso), dank je (gracias),… Oídas reconozco: buenos días, hasta mañana, hasta el lunes, adiós (veis cuando presto atención). Y finalmente hay una sección que no se leer, tampoco se muy bien escribirlas pero que si las veo sé que quieren decir. Poco a poco Paco Peco Poco Pico.

Necesito vuestra ayuda

¡Hola tulipanes!

Como podéis leer en el título del post, necesito vuestra ayuda. En el último post, me había quedado contándoos que el martes por la tarde tuve mi primera cena con mis compis de curro. Nos juntamos en casa de dos de las francesas, y nos prepararon comida típica de su país.

Empezamos con un aperitivo muy francés de pan tostado y queso fundido, seguido luego una ensalada, una chuleta de cerdo con mostaza de Dijon (umm, qué rica la mostaza), y acompañada con ¡ratatouille! ¡Cómo la peli de Disney! Eh, eh, eh, tranquilos, que ratatouille no es el nombre del ratoncito protagonista de la película. Es el nombre de un guiso francés, que en resumen (porque no tengo muy claro que es lo que llevaba) me recuerda mucho al pisto manchego. Todas estas cosas para la cena, pero teniendo en cuenta que había comido a las ¡¡12:30!!, tienes hueco más que de sobra para comer todo esto y lo que caiga. (Por cierto, no se si ratatouille esta bien escrito, pero como sigo sin internet no he podido comprobarlo L)

Durante la cena Clarisse también comentó que ella quería hacer otra cena de comida francesa (esta cena la tenemos el jueves que viene y vamos a tomar un raclatte, así que ya os contaré qué tal.). Allí todo el mundo estaba animado a organizar cenas, y yo no iba a ser menos (bien me podía haber callado, gg). Así que nada, ahora tengo que hacer una cena española, y aquí es donde necesito vuestra ayuda. ¿Qué hago?

Todavía no tengo fijada fecha, pero espero que sea relativamente en breve porque tenía pensado reservar un poco del jamón y el queso que me han mandado mis padres con el resto de mis cosas pero no se si voy a ser capaz de contenerme.

Mis principales problemas a la hora de preparar esa cena son: qué pongo para comer qué sepa hacer y que los productos para hacerlos pueda encontrarlo en Holanda. Así que para coger ideas me pasé el otro día, como quien no quiere la cosa, por delante de un supuesto restaurante hispano-italiano que hay en el centro de Delft. Mi objetivo era estudiarme bien el menú, con el fin de copiar todo lo posible (si ellos eran capaces de encontrar los productos básicos, yo también podría). La lectura del menú fue de lo más divertido, porque los pobres de español andan un poco pegados. Creo que de toda la lista de productos solo pusieron bien dos nombres. De todos, el que más gracia me hizo fue “los pinchos murenos”. La verdad es que es una pena no hablar italiano para ver qué tal se les dio con su menú, porque lo que fue con el nuestro…

Después de ver el restaurante, y estudiarme concienzudamente los supermercados barajo las siguientes opciones:

- Plato de jamón
- Plato de queso
- Pisto frío de tomate, atún y queso feta (puede dar el pego por queso fresco). Con un poco de orégano y aceite de oliva, pasa por típico español.
- Tortilla española (este va a ser un punto álgido de la cena. A ver como le doy la vuelta a la tortilla).
- Por supuesto, pinchos “murenos”.
- He visto que en el super hay gambas, con lo cual a lo mejor unas gambas al ajillo (pensad que será una cena sobre las 7:00, da tiempo de sobra a digerirlo). También he visto camarones, otra opción es tortilla de camarones, pero esto sería la primera vez que lo hago, un riesgo.
- Y si hubiese pulpo, un poco a la gallega (que es fácil de hacer).
- Para beber, claramente me decanto por la sangría que todo el mundo considera producto super español.

Bueno, ¿cómo lo veis? Acepto propuestas y sugerencias, basadas en tres claves: comidas fáciles de hacer, españolas o que puedan pasar por españolas y con ingredientes fáciles de conseguir. Sé que el blog no os deja a todos dejar comentarios (a ver si lo miro en casa y veo que solución hay; pero creo que en principio si usáis una cuenta de gmail funcionaría).

Gracias tulipanes, pensad concienzudamente y ya me contáis. Y mientras tanto, sed buenos.
Mila.

Descubriendo Holanda:
Ya que hoy ha sido un post culinario, voy a daros unas nociones sobre cosas que comen los holandeses.
- ¿Qué comen los holandeses en mi curro? Aquí todo el mundo a la hora de comer se trae sándwiches de casa, o en su defecto se los hacen en la propia oficina. Gracias a que como os digo hay algunos que se los hacen allí, he podido estudiar (pensando en contároslo) que ingredientes les ponen.
- ¿Cómo son los sándwiches de los holandes? Lo básico es utilizar fiambre (telequillos, aquí todavía no han descubierto la “aceitunada”, yo creo que es otro negocio por explotar. Podríamos vender la mortadela con aceitunas como fiambre de lujo), queso y mantequilla. Esto entra dentro de lo normal, exceptuando por el hecho de que el bocata lo toman tooooooodos los días para comer.
- El pan ya no es tan parecido al nuestro. Tiene un montón de tipos de panes (son unos viciosos del pan y de las bicis), y lo tienen con cereales, sin cereales, con semillas, blanco, negro,… Eso si, si llegas tarde al supermercado, próximo a la hora del cierre, todas las estanterías de pan de molde están vacías. (Por cierto, aquí hasta lo que podemos llamar en un alarde de elocuencia, el pan-pan (osea el que no es de molde) también viene cortado en rodajas).
- Después a parte de los bocatas tradicionales tienen los bocatas innovadores. Por ejemplo también comen sándwiches de mantequilla de cacahuete o les he visto preparar bocatas consistentes en mantequilla y virutas de chocolate (estas que les pones a las tartas) para comer.
- ¿Y con que bañan todos estos sándwiches? ¡Con leche! Comen y cenan con leche. Jamás en la vida había conocido a gente que consumiese más leche que yo, pero aquí todo este pueblo me gana. Tengo que quitarme el sombrero ante ellos. Además tiene millones de tipos de leche: desnatada, entera y semi; leche de sabores (fresa, limón, frambuesa,…) que viene a ser como los yogures líquidos pero en un montón de sabores distintos, leche más azucarada (que debe ser parecido a la leche condensada pero en cartón de litro), leche con chocolate (el cacaolac). A lo mejor podeis pensar “todo lo que esta diciendo Mila lo tenemos en España”. Y entonces yo os responderé “Id al super y vedlo con vuestros propios ojos”.
- El otro día me comentaron que el motivo por el que son el país con la altura media más alta (1,88 en chicos) es por toda la leche que toman. Ese día me sentí profundamente triste, y pensé que todos mis esfuerzos y los litros y litros de leche española que había tomado, habían sido en balde.
- Pero no siempre comen sándwiches, también toman las famosas sopas de sobre marca Cup (tengo que comprobar si lo he escrito bien). Las he visto por todos lados, y en mi “ofi” no iban a ser menos. Viene en cajas agrupadas por sabores y a su vez cada caja contiene sobres equivalentes a una ración. Las hay de tomate, tomate con picatostes, champiñones, zanahorias,… pero por lo visto la más tradicional es la de guisantes. Esta última tiene que ser muy densa y está bien preparada cuando pones la cuchara en la crema y esta se queda de pie.
- Por todos estos motivos, absolutamente todos los días, evalúan el contenido de nuestros tupper wares (de las francesas y míos) y se encogen de hombros, se miran entre ellos y me dicen, por ejemplo, “Anda ayer cocinaste” cuando traigo una ensalada. Como bien parafrasea Little Eu a Obélix, estos holandeses están locos.

Mi primera nevada en Delft

¡Hola tulipanes!

Como os adelanté en el último post en mi segundo día de curro (cuarto de estancia en Delft) viví mi primera nevada. Para los norteños que leáis el blog este tema os puede parecer irrelevante, pero para los que somos “de Madrid pa´ bajo”, la nieve nos parece todo un evento.

Ya en mi primer día de trabajo hubo un primer conato de nieve. Yo estaba reunida con mi jefe, que me estaba contando a qué me iba a dedicar, y de repente, miré a la ventana y estaban cayendo unos copos. Me tuve que contener para no saltar con un “¡¡Ala, nieva!!”, porque no hubiese sido nada apropiado. Imaginaos en ese momento en el que te están contando cosas serias, tu en el papel de “han hecho muy bien en contratarme”, y que de pronto saltar con que está nevando (en un sitio donde están hartos de ver la nieve). Sí, hubiese sido demasiado “Hola, soy una cría y no te estoy haciendo ningún caso. PD: Deberías haber cogido al otro”.

De todas formas, para ratificar mi decisión de callarme el comentario, ese primer día la nevada no cuajó. Sin embargo, al día siguiente, sí que nevó en condiciones, de modo que para la hora de irnos a casa, el suelo estaba completamente blanco. J

Antes de continuar con la historia, voy a abrir una breve sección, que se va a llamar “Desmitificando la nieve”, especialmente decida a los “de Madrid pa´ bajo”:

- La nieve no es blandita.
- Cuando pisas la nieve suena como si pisases cristales.
- Cuando te nieva, los copos de nieve no son como plumas bonitas que se quedan “graciosamente” enredadas en el pelo, sino que te lo moja, como ¡la odiosa lluvia! Nota mental: lo que se te enreda graciosamente en el pelo es el polen de los árboles en Madrid (el cuál da alergia).
- La nieve no es siempre blanquita y bonita. Con la tierra hace un barro feo y resbaladizo.

Fin de la sección.

Sin embargo, esta vez voy a dejar a un lado el papel de cascarrabias, y voy a decir que a pesar de todo me sigue gustando la nieve. (A ver que opino en unos meses).

Nos habíamos quedado en que a la salida del trabajo estaba todo cubierto de nieve. El plan que teníamos al salir era ir a casa de Maelle y Severine a cenar. Maelle, que me había llevado por la mañana a trabajar en la parte de atrás de su bici, esta vez se había ido antes para ir preparando la comida, por lo que Clarisse se ofreció a acercarme a casa de estas en su bici (por su puesto montada al estilo amazona).

Lo que por mañana había sido “tan” fácil, con la “nieve bonita” resultaba un pelín más complicado. La bici se iba más para los lados, resbalaba,… (siento haceros sufrir con los paseos en bicicleta pero ya os adelanto que va a haber más batallitas). Total, viendo que avanzábamos menos en la bici que a pie, nos bajamos de la bici y a empujarla. (Volviendo al tema de haceros sufrir, lo sí que puedo adelantaros que hasta la fecha no he vuelto a montar en bici a lo amazona). En vista del poco éxito de este sistema cuando las condiciones, acordamos durante la cena que al día siguiente yo volvería al método inicial (caminar). La verdad es que personalmente lo prefería. Yo veía que la compra de mi propia bicicleta se iba a prolongar, y no me gustaba la idea de ser siempre la que era llevada sin esfuerzo (y también estaba claro que no iba a ser quien “condujese”, pues no me veía con la pericia necesaria para como llevar una bici con un solo ocupante, mucho menos con dos).

Espero al menos con este post tranquilizaros, sobre todo a Nuch y a María, y garantizaros dos semanas sin sobresaltos amazónicos.

Ya sabéis, hasta el próximo post, sed buenos.
Mila.

Descubriendo Holanda:
- Fue durante esa cena cuando descubrí que llamaban estilo amazona a montar en bici como lo hice durante este día. Cuando me lo dijeron trate de razonar con ellos que ese nombre tenía ningún sentido. Creía recordar que las amazonas eran mujeres fuertes, que incluso se cortaban un pecho para que no les molestase a la hora de disparar flechas. La verdad es que no veo la relación entre estas mujeres e ir sentada de forma delicada en la parte de atrás de una bici, al estilo Audrey en Vacaciones en Roma (esto ha sido un momento cultureta. Ya me lo agradeceréis alguna vez si os sale alguna pregunta relacionada con esto en el trivial).
- Después de este día, he descubierto la enorme cantidad de gente que viaja de esta manera en Holanda. Hoy sin ir más lejos he visto al chico con más mérito del mundo. Estaba lloviendo, iban montando en bici, llevaba a una chica en el “ss”, llevaba una mochila a la espalda y en una de las manos una caja grande. Chapeau! Este chico y yo debemos de provenir de animales distintos.

jueves, 12 de febrero de 2009

Mi primer paseo en bici al estilo “amazona”.

¡Hola tulipanes!

Por primera vez, y sin que sirva de precedente, voy a empezar con la sección descubriendo holanda. No es por puro capricho, es que es necesaria para contar la aventura de hoy.

Descubriendo Holanda (vuelta al tema bici):

- Ya he mencionado que las bicis holandesas autóctonas se diferencian de las españolas en los frenos, elemento prácticamente inexistente en las de aquí, porque si para parar la bici tienes que empezar a pedalear hacia atrás...¡ya me contarás! (como podéis comprobar no soy una gran fan de este sistema). Sin embargo no sólo se diferencian en los frenos, sino que toda bici que se vende en los Países Bajos (ya sea holandesa de pura cepa, es decir, con los frenos raros, o más europeizada, con los frenos de toda la vida) tiene justo detrás del sillín una especie de segundo “sillín” (ojo a las comillas que no van por capricho). Este supuesto sillín adicional es metálico, y consiste en una especie de rectángulo metálico, con un par de barritas paralelas.

- ¿Y para que usan los holandeses este segundo sillín? Pues lo normal es que este el ss (segundo sillín) esté rodeado por unas gomas, y así se puede usar para poner ahí los libros, los tupper de la comida,… Y no es que los holandeses necesiten usar las dos manos para controlar el manillar, pero así pueden llevar una mano calentita metida en un bolsillo. También el ss permite, como su “propio nombre” indica, llevar a pasajeros. La persona que viaja de “paquete” puede ir sentada de dos formas distintas: opción a) ir a horcajadas, opción b) ir con las dos piernas hacia el mismo lado.


- Las bicis “tuneadas”. Como podéis deducir las bicicletas son un negocio que mueve mucho dinero en Holanda. Pensad que aquí todo el mundo tiene como mínimo una bici, de hecho, mucha gente tiene otra de repuesto, no vaya a ser que se le pinche una rueda o se le tuerza por culpa de las vías del tranvía (a mi esto de tener dos bicis al principio me parecía una chorrada, pero visto lo necesarias que son para moverte, les voy a terminar dando la razón). Conclusión, que tener bici en Holanda es como tener móvil en España. ¿Y que pasa cuando todo el mundo tiene algo? Que las empresas se dedican inventar complementos y chorraditas. Solo pensad en los calcetines, colgantes, minibarras de labios,… todo para los móviles en el caso de España. Y ahora imaginad todo lo que se le puede ocurrir a esta gente para la bici: desde cestitas (por cierto, el otro día ví a una montando en bici, que llevaba de paquete una cesta con su perro labrador!!!), lacitos, florecitas, … Pero ha habido dos cosas que me han llamado poderosamente la atención: 1) las bolitas que ponen en los radios de las ruedas para ¡hacer ruido cuando montan en bici!, y 2) (esta es mi preferida) ¡¡¡Las alforjas!!!La gente aquí compra una especie de alforjas con dos bolsas, que se apoyan en el ss, de modo que cada bolsa está en un lado de la bici. Y hay alforjas estampadas, de colores,…¡¡Ojo un negociazo la venta de alforjas en el siglo XXI!!


Fin de la sección: Descubriendo Holanda.

Os voy a poner un poco en situación, tulipanes. Imaginaos que estoy en mi primer día de curro (es que el día se me hizo muy largo, como podéis comprobar), y una de mis compañeras se acerca y me dice que lleva para casa. La verdad es que tenía terminar unas cosas (aprovechar para leer el correo) y declino la oferta. Pero entonces se ofrece para llevarme a la oficina la mañana siguiente. Y lo cierto es que me daba cosa volver a decir que no, y quedo con ella a las ocho de la mañana del día siguiente. Pero mi compi no tiene coche, con lo cual os podéis imaginar como me iba a llevar a la oficina: ¡¡Bingo!!Sentada en el ss.

Yo por la mañana, ese día, en mi paseo de 50 minutos me había dado tiempo a ver a un par de personas montadas en la parte de atrás de la bici de algún amigo o un compañero, y lo primero que había pensado es: ¡qué tío más cara! El amigo pedaleando y este de rositas detrás. Pues nada, al día siguiente iba a ser yo la tía cara. Además es que aún no había visto a mucha gente yendo de “paquete” en la bici, y me daba un poco de vergüenza, pero bueno, todo fuera por no decirle dos veces que no a la muchacha. 

Así que a las ocho de la mañana de mi segundo día de curro, ahí me tenéis a mí, en la plaza principal de Delft, donde vive Maelle (mi taxista de la bici), preparada para una nueva aventura para el blog. La verdad es que justo a los que había visto montando así, los había visto a horcajadas, con lo cual cuando Maelle me cuenta que es mucho mejor ir sentada al estilo amazona (¡es que tiene nombre y todo!), yo pienso: “¡¡donde me estoy metiendo!!”.

Lo siente que hace es explicarme la técnica (porque tú ahí no te sientas sin más, esto tiene todo un proceso). Lo que tengo que hacer es agarrarle la cintura con las dos manos, ella empezará a pedalear y yo a correr detrás de ella, y cuando me avise tengo que dar un salto, y subir el culillo al ss. ¡Joe chaval, encima tengo que montarme en marcha y dar un salto! Esto además me lo explica una francesa en inglés a las ocho de la mañana. ¡¡Venga va, que si lo pienso más no lo hago!!

Cogemos carrerilla, me dice que salte, salto (por supuesto, medio culo fuera), manillarazo para compensar el salto, y empezamos a avanzar. ¡Pues no es tan difícil! Y menos mal que pensé así, porque hay un par de tramos en el camino donde el pasajero tiene que bajarse y repetir la operación. Por lo demás el viajecito bastante bien (claro yo no iba dando pedales), exceptuando en una curva, que toma esta mujercita a toda mecha, se le va la bici, nos subimos a la acera, en la acera justo de frente unas escaleras, y yo cierro los ojos, porque total para que verlo si lo voy a sentir. Pero no, nuevo golpe de manillar en el ultimo momento, y nos libramos de besar el suelo (o las escaleras).

De todas formas yo me pasé medio camino pensando una excusa para no tener que estar todos los días a expensas de que alguien me lleve, y menos aún cuando acercarte a un sitio implica esfuerzo físico. Pero por la tarde la nieve me facilitó la excusa, y me da un tema para la siguiente post.

Mientras lo escribo y no, sed buenos,
Mila.

lunes, 9 de febrero de 2009

Post de agradecimiento

¡Hola tulipanes!

Esto es para dar gracias a todos los que me habéis llamado, dado toques, escrito mensajes, mails, comentarios… o leéis el blog. Sobretodo siento no poderos contestar uno a uno a los mails, mensajes,… o poderme poner de charla en condiciones por el gmail y tal, pero de momento para mí, Internet sigue siendo un bien escaso, al que accedo en la oficina y todavía me da cosa ponerme alegremente a utilizar, pasando del trabajo. A ver si poco a poco voy solucionando cosillas y consigo Internet cuanto antes.

Mientras tanto, sed buenos.
Mila

Primer día de curro. Malditas cabinas.

¡Hola tulipanes!

Como os podéis imaginar mi primer día de curro, después de 6 meses de estar de vacaciones, se me hizo eterno. Y más aún habiendo comido a las 12:30. Además yo veía ahí que todo el mundo se tomaba muy en serio lo de las 8 horas. Uff, y después de trabajar ir a casa andando.

Otro de mis compis me prometió acercarme a casa en coche, así que la cosa mejoraba al no tener que pasear. La única pega que le veía era que estando cansada tendría que hacer un último esfuerzo de hablar inglés (hablar y entender el inglés me cuesta en dos situaciones concretas: A-. Estoy en un sitio con mucho ruido: discoteca, bar, ect. B-. Estoy muy cansada).

Lo que si me apetecía era llamar a casa y contar largo y tendido como habían sido los primeros días. Me apetecía contar las cosas en detalle (como podéis comprobar a la vista del blog, suelo hacer). Cuando había estado en la oficina de turismo, había preguntado por las cabinas de teléfono, y aunque en Holanda es un poco temerario por el tiempo estar hablando desde una cabina; me aseguraron que delante de la estación había cabinas y que funcionaban tanto con tarjeta como con monedas. Así que le pedí a mi compañero que me dejase en la estación en lugar de en mi casa.

En la estación de Delft hay un montón de tiendas que venden de todo y con más horario que el resto (en plan 7eleven, OpenCor,…), así que probé de primeras a comprar allí una tarjeta. Sin embargo, allí no vendían la tarjetas (por lo visto las venden en noséquétiendas que para variar a las horas que eran, 6 y media pasada, estaban ya cerradas). Pero bueno, no hay problema, soy una chica de recursos J, y la de la oficina de turismo me había asegurando que valían las monedas. Así que en una de estas tiendas intenté cambiar. Pero también me acordaba del día de las fotos, que no te dan cambio por las buenas si no compras, así que agarré una bolsa de M&Ms, y les pague con un billetazo de 20 (para tener cambio de sobra para el teléfono). Antes de salir de la estación, me enfundé bien en el abrigo, guantes bien colocaditos para llamar por teléfono. Había delante justo de la estación dos cabinas. La primera (agua), era de tarjeta. La segunda (tocado, wuju), de monedas. Intento que se trague las monedas y no hay tutía (ahh, has dicho A5, entonces agua, que me he equivocado). Bueno, que no cunda el pánico el otro día, había visto yo otra cabina, de camino a casa. Busco la cabina (con todo el clin, clin; del cambio de 20 en mi bolsillo), doy vueltas, por fin la encuentro (¿tocado?), me acerco y es de tarjeta (agua!). Vale, no me voy a rendir tan fácilmente, acabo de pasar por una gasolinera, allí seguro que hay una cabina, o venden tarjetas. Pregunto y ¡nada! No tiene cabina, ni sabe donde hay otra, ni donde comprar tarjetas, ni el tío es de Delft siquiera (agua, agua, agua y agua. Y Mila tocada, y hundida). Venga ya, vaya mierda de país, las tiendas cerradas, no puedo llamar a mi casa en condiciones y voy a tardar en poder hacerlo porque no tengo Internet en casa, ni cuenta corriente holandesa, además ahí voy con mi cambio de 20 en el bolsillo,… Pero en ese momento, suena mi teléfono, ¡me llaman de casa! JJ

Sed buenos, tulipanes.
Mila

PD: Y además tengo una bolsa extragrande de M&Ms ;)

Descubriendo Holanda:
- Creo que no hace falta, pero por si acaso lo pongo. ¡¡¡Las cabinas holandesas no cogen monedas!!!! Aunque te lo diga la de información y turismo. Por cierto, en cuanto me entere de donde narices se pueden comprar las tarjetas os lo cuento.
- Tampoco encuentro por aquí los clásicos locutorios que hay en Madrid para que los inmigrantes llamen a sus países de origen. Creo que en este país hay negocios que tienen aún por explorar. Por ejemplo, no he visto todavía tiendas de “todo a un euro”, o los típicos “chinos”, es decir tiendas de “zarrios baratos” o “supermercados abiertos 24/7”. Me han dicho que las tiendas de chinos en otras cuidades como Den Haag, haberlas, hailas; pero desde luego yo no las he visto.

Primer día de curro. Y Mila intentó comprarse una bici.

Vale que soy mala ciclista. Lo admito. Pero el lunes pensaba en todos los días en mi paseo de 50 minutos ida y otros 50 minutos vuelta, me entraba un agotamiento superior al de escuchar una palabra que contenga las letras de reflex. Así que cuando en mi primer día de curro me propusieron ir a comprar una bici, decidí no rajarme. Y eso que tenía que ir hasta la tienda montada en parte de atrás de una bici, y volver pedaleando, estrenando la mía nueva.:s.

Se suponía que iríamos a por la bici después de comer, pero cuando terminamos, a la una, estaba cayendo un buen chaparrón (la cosas se ponía cada vez mejor). Mientras decidíamos si íbamos o no, Barrath, uno de mis nuevos compis se ofreció a llevarnos (por lo menos no nos mojábamos a la ida, y con un poco de suerte, a la vuelta nos podía meter la bici en el maletero).

Barrath, que ha resultado ser un experto en bicis, nos llevó a una tienda de segunda mano (la mejor opción en Holanda para comprar una bici, porque la de primeras son muy caras, y son más propensas a que te las roben). En la tienda había bastantes opciones, pero yo tenía muy claro que quería: quería una bici que sentada me llegasen los pies al suelo. Y esto, que parece algo muy simple, es bastante chungo de conseguir en Holanda (ese país está el primero del mundo en altura de sus habitantes).

El dueño de la tienda se empeño en que probase una bici (¡con la que no me llegaban los pies al suelo!), pero por que se callase estaba dispuesta a probar. En este momento el chaparrón inicial se había convertido en granizo suave (es estaban alienado los astros). Decidida a usar una de las técnicas de mi padre, me coloqué en el bordillo y así me pude subir (genial, cada vez que me quiera subir a la bici tendré que buscar un bordillo). Sin embargo no había dado ni una pedalada, y mi poco convencimiento interno se exteriorizó (aquella bici, con sus ruedecillas tan superestrechas,…). La bici se tambaleo, yo intenté poner los pies en el suelo (pero claro, ¡¡no llegaba!!), total que me apoyé decididamente en el coche que estaba aparcado (si no hubiese estado ahí, me iba al suelo). Ummm, esto cada vez me convencía menos. Pero tenía que volver a intentarlo, “venga Mila, piensa en los 100 minutos ida/vuelta de paseo”. Volví a intentarlo y se repitió la misma operación (volviéndome a agarrar al coche, por supuesto. Cuando se trata de caerme, surge mi instinto superior de supervivencia) De todas formas yo ya tenía una cosa clara, ¡esa bici no! Total, 100 minutillos andando, que es eso para mí, que a mi me gusta hacer senderismo, con lo segura que va una con los pies en el suelo,… En esto pasó lo peor que podía pasar, el dueño, viendo que su negocio peligraba, salió a ilustrarme en inglés como tenía que subirme a la bici. Pretendía de mí una cosa superartística, que según el era superfácil, solo consistía en sentarme tras varias pedaladas. Recordemos el panorama, granizando un poco, yo la experta ciclista, con una abrigo largo, intentando montar de pie en una bici (cosa que solo he hecho en spinning y porque la bici era estática), recibiendo explicaciones de un holandés hablándome en inglés. Tenía menos fe que él en que el experimento saliese bien, de hecho no quería, ya tenía claro que no quería esa bici. Por dios, que estamos en Holanda, ¿no iba a haber otra bici que me cuadrase? Pues en su tienda está claro que no. La otra chica que iba a por la bici, se volvió feliz y contenta en su bici. Y yo al fin y al cabo también, tranquilamente en el coche montada, sabiendo que seguía necesitando una bici como el comer, pero no esa bici con la que tan poco feeling había habido.

Así que por el momento, Mila sigue practicando trekking, que después de todo es un deporte tan muy digno como el ciclismo o más.

Ya os contaré si algún día consigo una bici, pero mientras tanto, tulipanes, sed buenos.
Mila.

Descubriendo Holanda:

- ¿Sabéis que las bicicletas típicas holandesas no tiene el freno en los manillares? No, con estas bicicletas se frena pedaleando hacia atrás. ¡Cómo para tener que dar un frenazo de emergencia! Se me ha olvidado contaros que por supuesto mi bici tiene que tener dos requisitos básicos: uno que llegue al suelo, dos que tenga los frenos en los manillares.
- El mercado negro de bicis. Como os he dicho, en Holanda te sale mejor comprar una bici de segunda mano que una de primera, porque las bicis nuevas, vuelan. Yo creo realmente que el hombre tiene un instinto natural para el trapicheo. Y teniendo en cuenta que no pueden trapichear con drogas o prostitución, ¿qué les queda? Pues las bicis.¿Sabíais que Surinam era una antigua colonia holandesa? Yo no lo sabía, y menos aún que allí se hablaba holandés. A mi me lo ha contado Barath que es de allí. Resulta que hace algo más de 20 años (o eso le entendido) Surinam pertenecía a Holanda y decidió independizarse. Pero antes de eso, se ofreció a la gente que residía allí la posibilidad de elegir en que país quedarse. Y mucha gente, como Barath, decidieron venir a Holanda

Mi primer día de curro. Mila conoce a sus compis.

¡Hola tulipanes (ya me estoy haciendo al país)!

En el post anterior me había quedado como al final de la cabecera del príncipe de Bell-Air (para los que no hayáis sido niños en los 90 hago la aclaración), osea, estaba llamando a la puerta. La verdad estaba ahí plantada estudiándome los botones, para acertar con el timbre cuando pasó uno de mis compañeros por la puerta, me abre y me dice: “Tu debes ser Mila”. Cuando en las películas a un personaje le sueltan esta frase el aludido responde con “Y tu debe ser fulanito! Pero yo no tenía ni idea de quien era ese tío, así que actué al estilo guiri, estilo al cual por cierto últimamente recurro con frecuencia, diciendo que sí y sonriendo ampliamente.

Fulanito me acompaño hasta donde estaba mi jefe. Este me saludo, y se le ocurrió la gran idea de presentarme a toda la oficina. Este es un trámite aparentemente necesario pero realmente inútil. Me presentó a unas 17 personas, de las cuales podemos decir que me quedé con el nombre, tirando por lo alto, de 4. Delante de cada persona nos pasábamos como unos violentos 3 minutos, en los que la persona me daba la mano, me decía su nombre, y mi jefe me soltaba una parrafada en inglés explicándome a que se dedicaba. Parte del tiempo de la presentación, en la que mi jefe estaba hablando, yo mantenía un debate interno sobre a quien debía mirar, si a mi jefe (ignorando parcialmente a la persona presentada) o al aludido en cuestión (como si se tratase de un cuadro de museo del que me están contando su batallita). De locos, ¿verdad? Al final de cada presentación me sentía en la obligación de tener que hacer algún tipo de comentario relacionado con lo que me habían contado, pero como había estado parte del tiempo avisándome a mi misma de “ahora te toca mirar a este”, “cambia ahora al otro”; pues no me había enterado de mucho, por lo que en la mayoría de las ocasiones me limitaba a decir: “aja”.Lo peor de todo, es que éramos tres los que nos incorporábamos ese día, con lo cual la gente tendría tres “ajas” distintos para comprobar quien era el que disimulaba mejor.

Lo que si saqué en claro tras la ronda de presentación son las distintas nacionalidades que convivían en la oficina. La situación actual es la siguiente: una chica griega (que ahora mismo me estoy dando cuenta que nunca come con nosotros, ¿dónde comerá?), un británico, tres francesas, un venezolano (para que no se me olvide como hablar español ;), una española (¡¡que soy yo!!) y el resto, holandeses. Con semejante popurrí la pregunta es obligada, ¿cómo íbamos a hacerlo para entendernos?

La respuesta quedó bastante claro entre el descanso para el café (10 a 10:15) y la hora de la comida (que no sé porque la llamo hora, porque sólo son 30 minutos, de 12:30 a 13:00). Como os podéis imaginar nos comunicamos en inglés (eso sí, cada uno con su acento, así que el pobre del británico tiene que estar desesperado). La verdad es que los holandeses hablan en inglés sin despeinarse, pero también al ser mayoría, y al jugar en casa, tiene una tendencia natural a hablar en su idioma. Por norma general las conversaciones a nivel de mesa colectiva se hacen en inglés, pero cuando uno habla en petit comité con el al lado escoge el idioma J. El problema llega cuando A) te sientas mal, tu solo en territorio enemigo (ggg), y estás rodeado por miniconversaciones en holandés o B) cuando una miniconversación en holandés se extiende a macroconversación. En estos casos yo intento esforzarme por entender, pero después pienso: “¿qué hago esforzándome si no sé holandés? Ya decía yo que se me olvidaba algo…”. J De todas formas solo hace falta que pongamos medio minuto cara de ¡qué no me entero!, y se vuelve al inglés.

Las primeras conversaciones ese día con mis compis fueron las típicas: ¿de dónde eres exactamente?¿es la primera vez que estas en holanda?¿cuanto tiempo has estado en Francia? (Esta última se debe a que a la gente le raya mucho el hecho de que esté con una beca francesa…). Cómo os podéis imaginar, cada vez que me preguntan de donde soy, yo respondo Cáceres. Pero vistas las primeras reacciones, siempre acompaño el nombre de Cáceres de un “close to Portugal” (cerca de Portugal), coletilla que le he copiado a Elena de cuando estuvo en Inglaterra (copyright). Y si tras la aclaración, me siguen poniendo caras raras, entonces reacciono atacando: “Pues somos Patrimonio de la Humanidad” (Ojo, ponedle el tonillo adecuado, en plan, “considérate un inculto :-p” ). Como podéis comprobar, ¡no dejo lugar a la improvisación!. En una de estás, el inglés me hizo la pregunta de rigor: “¿de dónde eres?” Y yo procedí con mi retahíla: “pues mire vengo de Cáceres, muy cerca de Portugal…”. Y él me cortó: “¡Ah, de Extremadura!” “Pues sí, de Extremadura, sí” (¡Vaya!, con uno que podía practicar mi minisermón para ver si lo estaba haciendo bien, y va y conoce Extremadura).

Seguro que muchos de vosotros, los extremeños claro, os estaréis preguntando: ¿Y si no con conocen Extremadura (con la excepción del británico, claro), qué conocen? Y los madrileños ahora mismo estaréis pensando: “Madrid seguro que sí”. Ummm (estoy arrugando la nariz). Madrid lo conocen de oídas. Lo que realmente conocen aquí es ¡¡Lloret de Mar!! (vamos, como en las excursiones de 3BUP /1º Bach). También había uno que me hablaba de “Salao” (esto me lo dijo al final del día, que yo estaba cansada, y pensaba ¿pero qué me está contando este muchacho de salao, si eso son las comidas!). Luego caí que me estaba hablando de Salou (lo dicho, la típica excursión del instituto). En fin, ya intentaré explicarles que hay muchas más cosas en España que un camping en la costa, como por ejemplo Cáceres, una ciudad patrimonio de la humanidad.;p.
Mientras los adoctrino, vosotros sed buenos,
Mila

Descubriendo Holanda:

- ¿Sabéis que el primer lunes de cada mes, a las 12 de la mañana tocan las alarmas de todas las ciudades holandesas para comprobar si funciona? Imaginaos, el mediodía de de todos los primeros lunes de mes, Holanda se convierte en una gran bocina. ¿Y qué pasa si realmente alguna vez pasa algo un primer lunes a esa hora?¿Será como Pedro y el lobo? Bueno, podéis estar tranquilos, con lo extremadamente puntuales que son, se alarmarán si la bocina suena a las 12:01 o a las 11:59, o si suena dos veces. (En España esto no pasaría. 1º-. Si sonase dos veces pensaríamos, “¡mira que gracioso que se le ha olvidado que ya ha tocado una vez! O… ¡qué jodio, le ha cogido el gustillo! 2-. Como cada reloj tiene una hora, si sonase a las 11:50, seguro que con alguno cuadraría o simplemente nadie se plantearía que no esta sonando a las 12 exactas. Y en el caso que algún iluminado (con padre o madre extranjero) se diese cuenta, este pensaría: ¡mira el de la campanita, hoy quiere irse pronto para casa! 3-. Pero pensándolo mejor, en España todo esto no pasaría porque no hacemos simulacros a nivel cuidad, o desde luego no mensualmente!! Es más, si alguien lo propone será tachado de pardillo 4º-. Pensándolo aún mejor, ¿tenemos alarmas en las ciudades?). Conclusión, cuando me lo contaron, como buena española, puse cara de ¡venga ya!

Fe de erratas. Rectificar es de sabios:

- Recordáis lo que os conté sobre los pasos de cebra. Pues no es del todo cierto. Y como no quiero transmitiros falsas informaciones sobre Holanda, pues corrijo. A ver si que hay pasos de cebra a la española. (Blanco/negro/blanco/negro en franjas uniformes). Pero también los hay de otro modelo (supongo que pensados para que la gente con las bicis o motos no resbale), lo único es que no son como los pasos de cebra subliminales de España (ya sabéis, los que sólo son cuadraditos y donde esperas que estén las rayas no hay nada). Bueno, pues esos en Holanda en lugar de cuadraditos tienen dos líneas (que acotan lo que en España sería la zona de las rayitas inexistentes). Y a su vez estas líneas tienen unas cuantas líneas perpendiculares, de distintas longitudes, no hacia la zona de las rayitas inexistentes (porque sino existirían, ggg), sino hacia fuera. ¡Vaya!, nunca pensé que fuese tan difícil describir un paso de cebras.

Mi primer día de curro. Mila va al trabajo.

Pues sí, llegó, llegó el triste día en el que ¡se me acabaron mis vacaciones! Seis meses de acostarme a las 4 de la mañana leyendo “creíbles” novelas para adolescentes sobre una chica y un vampiro enamorados (:s); y en los que el concepto madrugar era levantarme a las 10:30. Seis meses que suscitaban en la gente dos tipos de comentarios: unos, “¡aprovecha! Cuanto más tiempo pases de vacaciones, ¡mejor!”; y otros, “¿pero no estas haciendo nada!”. ¡Ay, cuanta razón tenían los primeros! ;).

Así que el gran día llegó. Y llegó de una forma muy brusca, con un despertador impertinente sonando a las 7:15 de la mañana. Una hora más tarde, conseguía salir de casa. (¡¡Sí, lo sé!!, soy superpachorra, ¡qué le vamos a hacer! Si la que lo sufre soy yo, que me tengo que levantar como poco una hora antes de la hora a la que quiera salir… Y lo peor es que soy pachorra condicional porque para muchas cosas soy muy nerviosa, pero claramente no por las mañanas). Mi idea inicial era salir de casa a las 7:45, y ya sabía yo que me estaba engañando a mi misma al poniendo el despertador a esa hora; para poder llegar al curro, como muy tarde, a las 8:30. Mi jefe el día anterior, al preguntarle yo a que hora debería llegar, me dijo que me lo tomase con calma a ser el primer día. Clarisse, por su parte, me había dicho que se podía entrar a trabajar entre 8 y 9; y que el principal límite eran las 9, porque si quería llegar antes podía. (Pueden estar tranquilos que NO voy a estar en el club de los que a las 7 de la mañana están currando). De todos modos, yo quería entrar pronto, para salir pronto; ya que seguía con mi agobio interno del horario de las tiendas. ¡Cuándo iba a comprar y arreglar las cosas que me faltan si las tiendas solo abren cuando estoy en el trabajo!

Como podéis comprobar, en todos mis cálculos contaba con los 50 minutillos que según google-maps iba a tardar si iba andando de mi casa al trabajo. De todas formas yo estaba convencida de que exageraba. Ya le iba a demostrar yo al google-maps que estaban equivocados. ¡Si no hay tanto recorrido! Así que me puse a andar.

Muchos de vosotros ya sabéis que no soy buena ciclista. No he montado en bici lo suficiente como para sentirme cómoda yendo en ella. Pero tanto asocia la gente las bicis con Holanda, que estaba ya semiconvencida de que necesitaba una. La verdad es que el domingo, a la vista de cómo estaba la cuidad, pensé que era un sitio perfecto para sacarme la espinita de la bici. De todos modos quería ver el movimiento de coches de un día de diario para saber cuantos días por la noche tendría que darme vueltas en bici por Delft hasta que me viese con la soltura de montar habiendo coches. Esta era una de las cosas en las que quería fijarme a lo largo de mi camino yendo a trabajar. Otra de las cosas era ver qué ruta sería mejor para ir yo en bici (suficientemente llano, con poco movimiento, etc). Como podéis ver el tema bici me obsesionaba. Por cierto, las conclusiones de esta investigación podéis leerlas en el apartado: Descubriendo Holanda ;).

Cuando llevaba un ratín andando pasé por la estación de trenes de cuya puerta salen autobuses. Vi algunos que llevaban a la universidad, que esta cerca de donde yo trabajo, pero tenían unas colas impresionantes, y la verdad yo no tenía muchas ganas de empezar tan temprano a preguntar en inglés como funcionaba el tema autobuses. Así que seguí andando.

Una de las cosas de las que suelo presumir (ojo, que no son muchas :p) es de que me oriento bien. Entre seguir a las bicis (universitarios que iban a clase) y lo que recordaba del la vez que nos recogieron en la estación para ir a la entrevista, fui avanzando reconociendo edificios (ole, ole y ole, Sr. Fogg). Sin embargo cuando llevaba 45 minutos andando mi sentido arácnido se despistó. Creo que tiene que ver con llevar 45 minutos de paseo (al final los de google iban a tener razón…). Por un camino tan largo te da para encontrarte los prismáticos, la mochila, el bastón y las gafas de Wally varías veces. De hecho hasta me crucé con el propio Wally que me dijo: “Pero Mila, aún sigues andando”. La verdad es que tenía un mapa, pero hacía un frío que lo que más me apetecía era quitarme los guantes, y pararme a investigar. Así que opté por preguntar. Como no, al primero que pregunté también era su primer día en la cuidad (¡perfecto!), pero a la segunda ya tuve más suerte. Tuve que desandar un pelín, pero a las 9:15 aprox. ya estaba llamando a la puerta de la oficina. (¡Hacía dos horas ya que me había levantado!)

Más tarde os cuento como siguió mi primer día, pero mientras tanto, sed buenos.
Mila.

Descubriendo Holanda: (Investigación realizada durante mi primer paseo matutino)
A-. Los coches los tiene de adorno, no los mueven de donde están aparcados. Son como los enanitos de jardín. Tanto en Cáceres como aquí vivo cerca de un colegio. No os podéis imaginar los atascazos que se montan en Cáceres a la salida/entrada del cole. Pero aquí todo es distinto. La gente lleva en bici a sus hijos al cole (¡esto ya es vicio!). Por tanto el concepto holandés de llevar a los niños al cole, consiste en ir en bici el padre o la madre y en paralelo en otra bici el niño en cuestión. (cri-cri).
B-. Peatón extranjero que vas a Holanda. ¡Cuidado con las bicis! En este país el peatón es el gran olvidado. ¡Cuidado al cruzar, primero porque los pasos de cebra son distintos a los españoles! “Creo” que son un conjunto de líneas horizontales de distintos grosores y longitudes. Y no siempre suelen estar situados donde estarían en España (en España casi siempre, al principio y al final de una calle suelen poner un paso de cebra, pero aquí hay muchas veces que no). El otro día venía de currar, y crucé por donde si estuviésemos en España habría un paso de cebra (no sé si realmente había uno de estos raros que os digo). El caso es que empecé a cruzar, y en esto pasa uno en una moto, y me dirige unas palabras que a juzgar por su cara fueron poco amistosas. Yo le correspondí con un conjunto mental de insultos en español, que no me atreví a verbalizar (sólo llevo una semana aquí y no se si como reaccionan ni su nivel de español). Por lo tanto, y hasta que me entere de cómo funcionan aquí los cruces, de momento, si os venís a los Países Bajos, a la hora de cruzar dejad que pasen las motos y las bicis primero.

PD:Siento que haya sido tan largo, pero la culpa es de Luis :p (por protestar)

viernes, 6 de febrero de 2009

Sigo viva

Hola a todos!

Hoy solo deciros que no he podido escribir nada estos dos dias (todos juntos, ohhhhh), porque entre el trabajo e intentar hacer un poco de vida social (integrarme un pelin), cuando me queria poner a escribiros era ya tarde. Pero no os preocupeis, prometo escribir este finde.

Hasta entoces, sed buenos.
Mila

miércoles, 4 de febrero de 2009

Mi primera visita al supermercado.

Hay un grupo de personas a las gusta comer, y yo estoy en ese grupo. Vaya que tengo esa necesidad (y digo esto a riesgo de ser tachada de básica ;)). El tema es que uno de los asuntos que más me preocupaban sobre Holanda era que iba a comer (y mis dudas no eran en vano). Así que por fin llegó el gran momento, la primera vez que iba a entrar en un supermercado holandes.

Para debutar elegí uno bueno, grande (para que la desilusión fuese lo menor posible), de La Haya (por si existe relación entre el tamaño del supermercado y de la cuidad). Realmente os estoy contando una mentirijilla, yo por mi hubiese comprado un super cualquiera de Delft, pero los de mi barrio estaban cerrados L.

Ahora mismo nos encontramos en la puerta de un hiper La Haya. Bastante lleno de gente. Yo llevaba una minilista de la compra para no dejarme cosas en el tintero. Tengo que decir que la verdad yo ya entraba un poco desanimada, estaba cansada de estos días (había estado muy nerviosa), además me parecía que en la casa no había cubiertos, vaso, platos,… y que iba a tener que comprarlos, y el problema no era el pagarlos sino cuanto tiempo iba a pasar hasta que pudiese comprarlos (mi horario de trabajo y el de las tiendas no son de lo más compatibles).

Entre por la zona de frutas y verduras y esta zona aprueba. Las lechugas, tomates, y demás me alegró comprobar que son las mismas para todo el mundo (quizá todo el mundo es una expresión muy arriesgada, dejemos en Europa). Luego pasé por un pasillo donde estaban los platos combinados (para los holandeses lo de perder el tiempo en la cocinando les parece elaborado. ¡¡Hoy han flipado en el curro con mi salmón a la plancha!!)

Luego pasé a la zona de carnes, donde no me convenció lo que ví. No es que tuviese mal aire, pero eran salchichas, hamburguesas y yo iba buscando cinta de lomo o filetes de ternera (Hoy una del curro ha llevado chuletas de cerdo, con lo cual no pierdo la esperanza). Desde luego este supermercado, que era grandecito, parte de pescadería no tenía (pude hacerme con unos centros de salmón congelaos que aprueban). No encontré ni biscotes tostados, ni queso fresco, ni mis “vitalina” de fresa que me encantan (con estos ya me doy por vencida) y con los salteados de verdura sigo a la zaga. Tampoco hubo suerte con el salmón ahumado, ni los paquetes de lentejas, aunque por el contrario conseguí aceite de oliva (me lo imaginaba viniendo de extraperlo por Seur entre mi edredón y el resto de mis cosas) y atún en bolsas (lo tenían en latas pero sin argolla para abrir). La leche fue una aventura, la tiene de muchos sabores, hasta con mantequilla (creo que entendí), pero al final la conseguí y semi (en la palabra halfvolle, half me dio la pista).

El resultado de la compra fue un poco decepcionante, pero las cosas han mejorado. Por ejemplo he conseguido comprarme unas judias blancas de bote y alucina, también tiene carillas o muchachitos con chaleco (pongo las dos versiones del nombre para que veáis como controlo). Y el trabajo les he descrito las lentejas y me han asegurado haberlas visto; ).

Mientras las encuentro o no, sed buenos.
Mila

Descubriendo Holanda:

- Hace unos días se me olvidó comentar que otro concepto distinto es el de la ensalada. Cuando en un menú de un restaurante usan el término ensalada (sin matizar nada más) no necesariamente se refieren a ensalada de lechuga. Por ejemplo la ensalada que tomé el sábado para cenar llevaba principalmente “eso verde que es como si estuviese comiendo tréboles” y pepino. Otras veces cuando pides ensalada te ponen lo que en España conocemos como ensaladilla rusa. Para evitar esto último, hay que preguntar si se trata de una ensalada verde o no. (Ahora aún no me veo con la soltura necesaria para descubrir si voy a comer tréboles o no).
- La guerra que le tienen declara a la Visa es impresionante. Menos mal que me salva mi nueva tarjeta francesa con la que al menos puedo sacar de los cajeros sin que me cobren comisión.
- Desde luego en cada país trafican con algún material, y aquí es ¡el aceite de oliva! Me han cobrado 6,50 € por un litro de Carbonell.
- Otro artículo de lujo, las bolsas de la compra. Aquí en Holanda, en la mayoría de los sitios te las cobran. Clarisse, chica experta en los países bajos se fue a la compra con la mochila y algunas bolsas. Antes de ir al súper, pasamos por una tienda y compre unos estropajos y bayetas (ya sabéis que no soy una gran ama de casa, pero sí soy una gran escrupulosa, y antes de entrar en un piso alquilado, por muy limpio que esté, lo limpio a conciencia). Tras la advertencia de Clarisse, le pedí que me dejase una bolsa, el chico de la caja, al oírme me dio una (medio a escondidas), explicándome que las tenían que tener guardadas porque se las robaban (¡normal!). La verdad es que sabiendo que es un artículo tan exclusivo, me da pena hasta ponerlas para la basura (ggg)

Descubriendo la vida laboral:

- Este comentario no es sobre Holanda sino sobre cosas que me han pasado aquí y que ahora, reflexionando un poco lo veo claro. He despotricado mucho el tema de las tiendas (y en cierto modo tengo razón) pero alguna de las cosas que comento no es que pasen sólo por estar en Holanda, sino que pasan por el hecho de tener un trabajo. Por ejemplo, el que cuando salgas de trabajas las tiendas estén cerradas. Hay en España mucha gente que trabaja hasta las 8 de la tarde, hora justa en la que cierran las tiendas, y estas personas no tienen más que el fin de semana para poder ir a hacer esas compras concretas. La única diferencia es que nosotros estamos afincados, o medio medio, y muchas de estas gestiones ya están hechas, pero imaginemos que dentro de España te cambias de cuidad y para contratar el teléfono o abrir una cuenta en el banco,… te ves con los mismo problemas con los que me veo yo ahora.

Primer paseo a Den Haag (La Haya)

¡Hola a todos! Os voy a seguir contando batallitas que pasaron el mismo domingo en que me mudé a mi piso.

Después de que mi jefe subiese la maleta al piso, se fuese y yo llamase a casa contando las particularidades de mi apartamento (y criticase un rato a los arquitectos holandeses, ¡qué menos mal que tiene buena fama!); quede con Clarisse para dar los siguientes pasos a la hora de instalarme en Holanda. La verdad es que ella ya tiene una técnica muy depurada (ha estado de Erasmus, ahora de VIE y además tiene creado su propio comité de bienvenida para los que llegamos nuevos).

Antes de que me enrede contándoos otras cositas voy a compartir su sabiduría por si a alguno os viene bien (Si tienes poco tiempo para leer post y además no vas a cambiar en breve tu país de residencia, ahórrate el momento consejitos):

- Comprar un móvil del país al que llegas: así puedes localizable por familiares/amigos de tu país natal ahorrándote pagar ese maldito invento del roamming (umm mejor borrad este comentario de vuestra mente que al fin y al cabo es mi sector :s), y por otro lado se lo pones más fácil a esas personas que acabas de conocer (ya sabes no hace gracia que hagas el favor de llamar a alguien para que no este solo y que te cobren la llamada a precio de oro).
- En el caso preciso de Holanda, el siguiente paso obligado es comprarte la bici. Yo pensé que exageraba, pero no os podéis imaginar lo básico que es aquí tener una bici (porque realmente para distancias cortas no hay otro medio de transporte que no sea la caridad de tus compañeros con coche).
- Otro detalle importante para Holanda es sacarte lo antes posible la tarjeta del descuento del tren. Cuesta 55€ y durante un año entero te hacen el 40% de descuento a ti y a tres acompañantes en todos los trenes que cojas en Holanda durante los fines de semana, así como los que de los días de diario de después de las 9 de la mañana.
- Otro buen descuento holandés es el carnet de los museos. Pagando 30 euros aprox. tienes acceso ilimitado a los museos del país.
- Tener una copia firmada del piso donde te alojas. No hace falta decir que para aquel que no tenga piso, tiene que empezar consiguiendo uno.
- Registrarte en el ayuntamiento de tu nueva ciudad.
- Abrir una cuenta corriente en dicho país.
- Conseguir Internet en casa si no esta incluido dentro de los gastos. (En este país, cuando alquilas una casa muchas veces va con gastos incluidos: luz, agua, gas,… y en ciertas ocasiones también televisión por cable e Internet).

Fin del momento consejero/educativo.

Como ya sabéis, yo llegué a Delft un sábado sobre las 4 de la tarde y teniendo en cuenta que aquí muchas tiendas a las 5 están cerradas (:s, ya criticaré esto más adelante); sólo me dio tiempo a comprarme el móvil (por cierto soy de T-Mobile como el equipo ciclista. Será esto algo premonitorio…). Obviamente al día siguiente tocaba dar el paso dos, pero ennnnnggg (/ruido de concurso cuando eliges la caja con la Ruperta y no el apartamento en Torrevieja/), es domingo y muchas tiendas cierran, entre ellas las de las bicis. Así que, paso 3: carnet para viajar bueno/bonito/barato.

Este carnet se solicita en la estación de trenes. Además de presentar los 55 € (por supuesto con dinerito contante y sonante que aquí el dinero de plástico no les da buen rollo), tienes que hacerte una foto de carnet. “Afortunadamente” en la propia estación de trenes había un fotomatón. Pero el amigo fotomatón no cogía billetes, y para que mencionar tarjetas, así que a Mila le tocó cambiar dinero. Pero en la tienda de enfrente al fotomatón no te cambian dinero por las buenas, tienes que comprar algo. Entonces ví una bolsa estupenda de algo parecido a Lacasitos (en el restaurante donde cenamos el día anterior nos pusieron algo parecido y estaba rico) pero ennnnggg ¡error, error!, era una cosa malísima, una especie de regaliz negro malo, malo rodeado de algo de colores (para que te parezca inofensivo…). ¡Pero al fin tenía el cambio para la foto! Me siento en el fotomatón (subo el taburete, por supuesto), me hace la foto y la maquina me escribe no sé qué en holandés. Al cabo de 10 minutos y ni foto ni nada. Solo espero que el señor que vaya a arreglar la máquina se como el de Amelie y trate mis 4 caras sonrientes con cuidado. (Por toda esta fila de peros, y otros previos, el blog se llama las aventuras de Little Mila).

Entonces propone Clarisse, ir a La Haya, para aprovechar ella y comprar unos libros y yo para utilizar el fotomatón de la estación de trenes de allí (la verdad es que no me fiaba). Al final en La Haya tuve más suerte, y ya tengo mi propio carnet para el transporte. Me dispongo ahora a dar un buen paseito por La Haya, ver tranquilamente la cuidad, pero según salgo de las estación, bruuuuu, un aire helado, contra la cara, levantándome el abrigo,….uff que pereza pasear por La Haya con un tiempo así. Así que mi gran primer paseo por La Haya fue recorrer una calle a la carrera (me dio tiempo a ver un edificio bonito, que en cuanto me lleguen mis cosas desde Cáceres le pondré nombre), entrar corriendo en las tiendas que quería ver Clarisse, y por último compra por primera vez en un supermercado holandés (tema del siguiente post).

Hasta entonces, sed buenos.
Mila

PD: siento que os he timado un poco con este post, pero así fue mi primer paseo por Den Haag.

Descubriendo Holanda:
- Ya se que he dicho que los domingos está cerrado casi todas las tiendas de Holanda, pero justo el primer domingo de cada mes las libreras y tiendas de ropa abren. Y ya que he empezado con el tema tiendas voy a seguir enseñandoos cosillas por este estilo.
- Los horarios de las tiendas son lo peor del mundo en Holanda, y una de las cosas que más me ha agobiado. Resulta que para las 5 o como mucho 6 de la tarde están cerrado. Además son puntuales como ellos solos, incluido a la hora de cerrar, y ya puedes estar en la puerta, que como sea la hora del cierre…El principal problema reside en que como mínimo no salgo de trabaja hasta las 5 (según a que hora entre), con lo cual solo tienes el sábado para hacer las compras. Gracias a Dios algunos supermercados están abiertos hasta las 8, y tengo para comer a diario (esto último lo digo sólo para dar un poquito de pena).
- Horarios en las tiendas homologados, ¡¡para qué!! No solo es que el horario sea escaso, es que es aleatorio. Por ejemplo, hay tiendas que los lunes no abren hasta la una, aunque el domingo hayan estado cerradas. Unas cierran a las 6, otras a las 5, unas pocas a las 7 u 8. También me he enterado hoy que el miércoles o jueves algunas tiendas abren hasta más tarde. Saber cuales, no tiene precio ;)
- Nunca, jamás de los jamases compres unos Lacasitos que no sean homologados
- En Holanda hay Berska y Cortefiel. No es un descubrimiento total, pero teniendo en cuenta que ponen el lavabo en el descansillo es digno de mención las cosas que tenemos en común. PD: Estos Lacasitos trasgénicos les encantan a los holandeses, los he visto en tiendas y me lo han confirmado en el curro.

martes, 3 de febrero de 2009

Mi piso

Domingo por la mañana. Me levanto y lo primero que hago es acercarme a la oficina de información y turismo para comprarme un mapa, en condiciones, de la cuidad. En el que aparezca el trabajo, el piso,… y así no tener que depender de que algún alma caritativa me guíe (y menos mal, porque el propio domingo por la mañana no había una, ni caritativa, ni no caritativa; ¡ni una!)

De regreso al hotel bonito llamo a mi jefe, que me había hecho el favor de recoger las llaves del piso, y queda por acercarse a por mí (yo que había comprado el mapa para incordiar lo menos posible...) ¡Por fin voy a conocer el famoso piso!

Os cuento, vivo en el este de Delft, a 3 minutillos escasos de la casa de Clarisse. Podría decir que es un barrio de casitas bajas de ladrillo, pero teniendo en cuenta que hablamos de Holanda, es como decir que están abriendo una zanja en una calle española y decir que jubilados contemplándola.

Lo primero abrimos la puerta, y me encuentro una hilera estrechina (permitidme el “-ino”), de escaleras, al igual que en casa de Clarisse (las mías son un pelín más grandes, les debio de sobrar más madera). Subimos el primer tramo de escaleras y ¡llegamos a mi casa! Abre la puerta y veo mi salón, bastante grande (desde donde os estoy escribiendo ahora) y mi habitación, del mismo tamaño que el salón. La verdad es que es bastante fiel a lo que había visto en las fotos. El salón tiene un sofá, un sillón, una mesa de madera en el centro, y en la pared de enfrente al sofá, una chimenea, delante de la cual han puesto un aparato de aire caliente que da bastante calorcito. Flanqueando a la chimenea hay a un lado una vitrina antigua de madera y cristal, y al otro una mesa de madera (como de despacho, pero un poco estropeada y una silla). El salón se comunica con mi habitación con una puerta grande de corredera (que siempre tengo abierta, por cierto). Mi alcoba tiene una chimenea igual que la del salón, con el mismo aparato de aire (bueno, el mismo, mismo no porque este no funciona L. Pero no os preocupéis, que no paso frío, que Clarisse me ha dejado un saco de dormir y una mantita, hasta que me lleguen las cajas). Los muebles de este cuarto son: mi cama, por supuesto, una mesa y una silla, un sillón, un mueble y la tele. Los armarios son chiquitos pero tengo varios: dos en el salón y dos en la habitación. Se me olvidaba deciros que ambas habitaciones tiene dos balcones enormes, con cortinas y estores (raro en Holanda, por cierto, mucha gente, incluso los que viven en bajos, tiene un gusto excesivo hacia GH). Y eso es todo.

¡Ah, os habéis dado cuanta! ¡Muy hábiles vosotros! En efecto, no he descrito ni la cocina ni el baño. Pero no es que haya sido un error, que va, es que no están dentro del piso. Yo había dicho muy claro en la búsqueda del piso que no quería compartir “facilities” (veasé: wc, baño, cocina), pero en ningún momento maticé que me gustaría que estuviesen dentro del apartamento (cómo iba yo a pensar…). Pues en efecto, en el rellano de mi escalera, está una puerta con mi cocina, otra el wc, otra con la ducha, otra para el cuarto de la plancha, y en el propio rellano está el lavabo. ¡Pero en que cabeza cabe hacer una casa así! Y en esta gente nos gastamos todo el dinero que venía de América, en no perder unas tierras donde ¡la cocina no esta dentro tu casa! De todas formas tengo que deciros que no me impactó tanto. Si no hubiese visto antes la casa de Clarisse, que esta exactamente igual, habría entrado en estado de shock. Ahora jamás hubiese pensado que las diferencias culturales son tan grandes. Por lo que he podido hablar con dos holandeses, dicen para excusarse cuando les cuento que España hacemos las casas con hasta ¡dos baños!, que las casa antiguas en Holanda son así (y no puedo evitar pensar en España hay casas con 50 añitos y dos WCs. Si es que somos unos derrochadores los españoles).

De todas formas estoy contenta con la casa. Sólo le falta tener Internet para que todo este en su punto y no os tenga que escribir en diferido. Mientras tanto, sed buenos.

Mila.

Descubriendo Holanda:
- El concepto buzón de correos está difuso. Todas las casas de la zona tiene una ranurita estrecha por donde el portero tira las cartas (las cuales te encuentras esparcidas por los primeros escalones, hasta que el aludido las recoja). PD: Mandadme mails mejor ;)
- El portero automático, otro gran desconocido. Las casas holandesas tienen tiembre, y ¡punto! Cuando alguien llama a la puerta (ya sabemos que no va a ser el portero), tienes que o bien que bajar a abrirlo o bien pones el picaporte de la puerta atado a una cuerda y tiras (voilà).
- El interruptor. Último rasgo sorprendente por comentar: el interruptor. El primer día en casa de Clarisse, le dije que sí podía pasar al baño a lavarme las manos. Una vez en el cuarto de baño, no encontraba el interruptor. Tuvo que venir su amiga Justine a aclararmelo, ¡era una cuerda! Fácil, sencillo y sin gastar argamasa.

Mi primer dia en Delft

¡Hola a todos!

Os escribo desde el hotel Gran Canal donde voy a pasar mi primera noche en Delft (por si no lo he contando antes, y hago este comentario a sabiendas de que estoy descubriendo el truco del orden al escribir el blog; de primeras esta noche no entraba dentro del contrato de alquiler, por lo que reservé una noche en este hotel (por cierto conseguí un buen descuento J), al final ha resultado que he me han dado las llaves antes de tiempo. Sin embargo ya no podía deshacer la reserva (para una vez que soy previsora) así que aquí estoy, haciendo uso de ella).

Lo primero decir que la habitación es muy bonita, creo que en honor a la verdad se podría usar el “cucada” sin ser cursi. He hecho unas cuantas fotitos, a ver si puedo colgarlas para que las veáis. Por sin no funciona una breve descripción: es una habitación empapelada, de paredes blancas y verdes, con una cama estilo antigua, con cabecero de hierro, y edredón blanco mullidito (que da pena quitar). Y para terminar mesa con dos sillas, al lado de la ventana, pegada a un canal. La verdad es que quedarte en una habitación así anima.

Sin embargo no es lo único que anima. También estoy animada por todo lo que me está ayudando Clarisse, una compañera francesa que trabaja en la misma empresa que yo con una beca como la mía (VIE). Antes de venir me ha echado un cable en la búsqueda de casa (pasándome mucha información al respecto), y hoy me ha estado ayudando para que mi primer día en Delft fuese bueno.

Sobre las 15:30 he llegado a Rótterdam desde París en el Thalis (un tren de alta velocidad que une Francia, Bélgica, Holanda y Alemania). Cuando he llegado ya estaba Clarisse en la estación para ayudarme con el equipaje (mi pedazo de maleta, con su 27 kilazos y su etiqueta naranja de ¡Atención Sobrepeso! y mi portátil “ultraligero”). Luego hemos llegado al hotel de Delft, he dejado en equipaje, y hemos ido a comprar mi nuevo móvil holandés (ya me estoy integrando). De ahí hemos ido al mercado a probar uno de los dulces típicos (no me he quedado bien con el nombre, pero se trata de una galleta enorme como si fuese dos barquillos enormes redondos y en medio una capa de caramelo. Seguiremos hablando de estas galletas). Luego he ido con Clarisse a su casa a tomar un té y hacer tiempo hasta la hora de la cena (hemos cenado a lo malote, a las 8 de la tarde!). Hemos cenado con otros amigos franceses de Clarisse en un restaurante de la plaza principal (la plaza del mercado). Y después tranquilamente de recogida.

Para mañana hay ya bastantes planes: ¡Ver mi casa nueva en vivo y en directo!, ¡Primera vista a La Haya!, ¡Hacerme el carnet de descuento para los viajes en tren!

Y ahora la pregunta del millón (¿qué creíais?, ¿qué no lo iba a contar?): ¿qué me ha parecido Delft?

Si lo tengo que definir con unas cuantas palabras díré: con mucho encanto, pequeñito, tranquilo, acogedor, y con un frasquete.

Yo ya lo había visto por encima cuando vine a la entrevista aunque fue fugaz y no estaba en mi mejor momento para valorarlo como ciudad (sólo decir que me había levantado a las 3 de la mañana para coger el avión para Holanda, me pase casi todo el día en la empresa y luego tuve una hora para pasar por el centro. Y la verdad es que el centro esa vez me pareció muy bonito).

Hoy tampoco es que me haya dedicado a pasear mucho (hoy también estaba cansada del viaje, los dos días en París, hemos ido directos a la tienda del móvil porque cerraba…), pero he podido apreciarlo mucho mejor. El centro está empedrado, formado por muchas casitas bajitas (se nota que aquí se esmeran en la arquitectura), con muchos canales, cafeterías y restaurantes, bicicletas, y con una cosa que me ha gustado mucho (ya me gustó la otra vez) y son hileras de bombillas de colores repartidas por toda la ciudad. La verdad es que suena como es, muy bonito.

En cuanto pueda salgo a la calle armada con mi cámara de fotos y os hago un reportaje fotográfico al respecto. Hasta entonces, sed buenos.

Mila

Anexos:

Comentarios que se han quedado en el tintero:

- No puedo dejar de mencionar mi primera sensación de Rótterdam. Nada más bajarme del tren, en la estación, rodeada de edificios altos y modernos, me ha venido un olor a campo, a granja impresionante. ¡Vaya contraste!

- Pido un nuevo voto de confianza para Bruselas. Yo no lo conozco ni he estado allí, pero a mucha gente he oído comentar que no es un sitio bonito. A lo mejor puede ser que salga mal parada de la comparación con otras cuidades belgas como Amberes, Brujas,…; porque lo que he visto desde el TGV era bonito.

Descubrimientos sobre Holanda:

- Si estás en un restaurante y te ofrecen o pides mayonesa, ketchup, …ten en cuenta que te lo van a cobrar y de hecho va a aparecer en la cuenta desglosado, como si de un plato o un postre se tratase. El comentario correspondiente de los franceses ante mi sorpresa ha sido: “Es que son holandeses…”. Os seguiré contando hasta que punto tienen razón.
- A pesar de ser gente alta, alta; los techos que llevo vistos son muy bajos. Y las escaleras, empinadas, estrechas y con escalones superpequeños (mi botas del 39, no del año sino de talla…; cabían con dificultades). Miedo me da mañana ir con mi señora maleta a casa.
- A los holandeses no les gustan las tarjetas Visa y MasterCard; ellos prefieren Maestro (¡tanto que en muchos sitios no te las aceptan!)
- Los móviles, aunque sea el más barato que haya, van con cámara de fotos.
- El concepto ensalada y lechuga aquí no esta muy ligado que digamos.
- El primer domingo de mes abren las tiendas de la cuidad (como hace el Corte Inglés en Madrid).


Temas futuros. A demás de lo que me pase:

Días en París y motivo del título.
Cómo es Delft. Más desde el punto de que tiene, que no, como se organiza…
Cómo buscar alojamiento en Delft, para quien le pueda interesar.
Cómo encontrar ofertas de hotel en Delft.
El mercado de Delft y sus galletas.