lunes, 6 de julio de 2009

1984

“Año 1984: Oceanía es regido por el Gran Hermano y sus habitantes, miembros del Partido Exterior, reciben noticias de una guerra a través de grandes pantallas que también muestran las confesiones de los disidentes arrepentidos. Uno de tales ciudadanos es Winston Smith, número 6079, que trabaja en la Sección de Archivos del Ministerio de la Verdad, reciclando viejas noticias y haciéndolas pasar por nuevas”.

Estimado señor Orwell, ¡casí! Me temo que ha patinado un poco con los años y las ubicaciones porque Gran Hermano no se creó hasta 1997 y no vió la luz hasta 1999 (empezando en Holanda, ¿dónde sino?) y además el término disidente está (ahora y en 1984) más asociado con una isla caribeña que con Oceanía. En cuanto al reciclaje de noticias no me atrevo a decir nada que lo veo tema muy conflictivo para mojarme.

Se preguntará usted entonces como fue el año 84, pues no se preocupe que ahora mismo se lo explico.

Ya que le gusta la perspectiva futurista le comento que 1984 comenzó con la aparición del Macintosh 128K (con la friolera de 128K de memoria RAM y 64K de ROM, impresionante, ¿verdad?). Se trataba del primer ordenador personal comercializado con ratón e interfaz grafica de usuario. En el anuncio de dicha máquina Ridley Scott culpa abiertamente a los señores de Apple de que no se cumpla su profecía. Yo simplemente lo comento por si el apetece establecer acciones legales contra ellos (yo me animaría ya que les puede sacar un buen pellizco, o al menos un Iphone gratis).

http://www.youtube.com/watch?v=OYecfV3ubP8&hl=es (me temo que no me deja añadir enlaces)

Deliberadamente voy a saltarme las malas noticias de ese año (que para eso ya están los periódicos), y nos vamos a centrar en las buenas o al menos, inocuas. Decir entonces que en 1984 Richard Stallman desarrolla GNU (esto es para frikillos), que “Asturias, patria querida” es declarada himno oficial del Principado de Asturias (¡vaya!, esto también es para frikillos), que los reyes de España realizan la primera visita oficial a Castilla y León (noticia fundamental) o que Suecia gana Eurovisión con la canción “Diggiloo diggiley” quedando España tercera (esto no es solo una frikada sino también una deshonra para nosotros perder ante “Diggiloo diggiley”).

En el año 84 a las grandes pantallas no llegaban las confesiones de los disidentes sino películas tan famosas como Cazafantasmas, Karate Kid, Gremlins, Terminador, Indiana Jones y el templo maldito, y como no, 1984 (la película basada en su libro. Desde luego el productor hiló fino). Tampoco la gente llevaba monos azules, quitando los mecánicos, sino chaquetas con hombreras y cardados, mientras escuchaban al otro lado del charco Born in the USA, Like a virgin o Purple Rain, y este lado nos centrábamos en Miguelito Bosé entonando su Amante Bandido o Mecano con la rebuscada rima de Hawai-Bombay (“Hawai-Bombay son de lo que no hay” “Pachín, pachín toco una de Machín”. En fin). En cuanto a la pequeña pantalla, en los Estados Unidos se estrenaba el Show de Bill Cosbey o Miami Vice, mientras que los niños españoles disfrutaban por primera vez de La vuelta al mundo de Willy Fog o La Bola de Cristal (y ya empezaban a saberse de memoria Verano Azul o Barrio Sesamo).

Pegados a la televisión, pasando calor y dándose un buen madrugón (o quedándose levantados hasta las tantas), muchos españoles vieron a Corbalán, Epi y compañía ganar una merecidísima medalla de plata en las Olimpiadas de Los Angeles. En el año 84 tampoco se ganó el Europeo de fútbol, sin embargo nacieron varios de los jugadores (Torres, Iñiesta, Cazorla) que participarán en el Europeo del 2008 (¡El cuál al fin ganamos! Que no pusiese esto en su libro, señor Orwell, no se lo reprocho porque era impensable incluso para nosotros pensar en pasar de cuartos).

Y hablando de nacimientos, ¿quién más nació año 84? Pues en el 84 dieron su primer berrido Avril Lavigne, Natalia Lafourcade, Duffy o Katy Perry,…, la primera patadita de Gascon Lopez o Robinho. Además, intencionadamente, no quiero mencionar lo que hizo por primera vez el príncipe Harry. Para terminar la lista de ilustres del 84 añado a Scarlett Johansson, LeBron James o la primera niña probeta española.

La primera niña probeta española nació el 12 de julio de 1984, y ¿quíén le hizo la jugada de la cabra y se le adelantó en un día? ¡¡¡Yo!!! Y es que sí señores, este sábado celebramos 25 años con Little Mila. Y qué mejor manera de celebrar el cuarto de siglo de vuestra reportera más dicharachera enviada en Holanda, que con su regreso al mundo de los blogeros desde su emplazamiento clave en Delft. Espero que las fiestas a nivel internacional no se hagan esperar.

Mientras planeáis, queridos tulipanes, que vais a organizar, yo me retiro a mis aposentos (que eso ha sido mucho esfuerzo para mí) pero os dejo una canción del año 84 y que cuadra muy bien con el hecho de cumplir años: Forever Young.

http://www.youtube.com/watch?v=n7CuJ8cR9sg

PD: Podéis agradecerme que os haya puesto esta canción en lugar de la copla “El día que nací yo”
PD2: Felicito desde aquí Falero (lector asiduo :p) que se adelantó en un día (y algún añito) a la chica que se adelantó en un día a la primera niña probeta española.

lunes, 27 de abril de 2009

I'm back (Capítulo 1º)

Tulipanes, Little Mila está de vuelta y viene cargada de nuevas aventuras. Solo deciros a aquellos que pensabais que ya no iban a pasarme más cosas graciosas que me conocéis bien ni a mí ni a mi puntería. Para aquellos que estéis levantando una ceja ahora mismo añadir que primero, os odio porque yo no soy capaz de hacerlo y segundo, vamos a por mi primera aventura de la vuelta de Semana Santa: ¡la operación retorno!
Después de una Semana Santa bastante entretenida con visitas, procesiones, sacar tiempo para ver a unos, a otros, y lo más importante ¡¡comiendo todo lo que no puedo comer en Holanda!! (potaje, arroz patatas y bacalao, torrijas, coquillos, jamón ibérico,… hay fotos que lo atestiguan, hechas para enseñarles a los guiris porque en España somos más sonrientes y más felices, pero yo ahora mismo procuro no verlas), bueno, pues después de todo esto, tocaba vuelta a Holanda. (Comprendéis ahora porque me he pasado unos días “homesick”, ¿verdad?). Y la vuelta en sí no solo da muchísima pereza porque implica despedidas (que personalmente no me gustan) sino porque engloba también un bonito viaje de unas 9 horas (Cáceres-Barajas 3 horas, 2 horas de espera en Barajas, 2 horas y media de vuelo, media hora hasta que recoges la maleta y una hora en tren hasta Delft) ¡Sin comentarios!
Creo, tulipanes, que todavía no os he contado el porqué del nombre del blog, pero tranquilidad que este no va ser el momento en que lo haga (que tengo aún muchas otras batallitas pendientes). Sin embargo, os aclararé que se me ocurrió entre otras cosas cuando me enteré de que justo el día que iba a París había ¡de nuevo! huelga de transporte (no se si sabéis que el año pasado fui a un curso a París de 9 días y 6 de ellos hubo huelga de transporte. Es una experiencia muy francesa que hay que vivir al menos una vez en la vida, pero ya siete veces creo que es pasarse) o cuando casi que pierdo el tren que me llevaba de París a Delft porque el hecho de ser española y tener dos apellidos hacía que el sistema fallase (ole ahí los programadores buenos. Que me dices que soy rusa y que mi nombre se escribe con el alfabeto cirílico y lo entiendo, pero que soy del país vecino..., ya sabeis...¡los de las fresas!). Asi que esos días desarrollé una especie de fobia a perder medios de transporte o tener que cogerlos sufriendo en el último minuto y que esta operación retorno solo ha conseguido acrecentar.
Mi vuelo para Ámsterdam salía a las 15:50 de la T4 y era de la compañía Iberia (“Tu primera compañía”, ¡ja! y la última). Llegamos a Barajas un pelín justos de tiempo para lo que yo tenía pensado, a eso de las 14:10, pero por experiencias anteriores, y sobre todo basándome en mi ultima salida de la T4 con Vueling, ibamos sobrados (ya,ya…).
Yo no sé "de qué seréis vosotros", pero yo soy de “low cost” y partidaría de para qué pagar un vuelo de 200 euros en el que con suerte me den un sándwich de pavo, si puedo pagar 40 y comerme de seguro mi bocata de “aceitunada” (los telecos me entienden). El caso es que era la primera vez que volaba con Iberia saliendo de la T4 y no sabía en el infierno en el que me estaba metiendo… Según nos acercamos a los mostradores de facturación vemos una cola enoooooooorme al estilo serpiente comprimida (igual que las de Port Aventura, en las que te haces amigo de la gente de la cola porque te de tanto que te cruzas con ellos hasta les terminas saludando). Mi primera reacción fue “glup, glup” y me puse a hacer cola. Cuando llevo unos diez minutos, me da por fijarme en los carteles y veo que pone “sólo pasajeros con tarjeta de embarque”. Respiro hondo, y decido cambiarme de cola yendome al siguiente pasillo donde hay otros mostradores de Iberia con su correspondiente serpiente comprimida pero estos sí que son para la gente que no tiene tarjeta de embarque. El cambio no solo lo hice yo sino también mis nuevos amigos, aquellos que estaban delante y detrás de mi en la cola inicial (ya os he dicho que estas esperas fomentan las relaciones de amistad). Mis nuevos amigos deciden investigar y descubren preguntando a un trabajdor de Iberia la cola en la que nos encontramos ahora es solo para ir a Nueva York (“Pero oiga, que en la pantallita pone que estos mostradores también valen para el vuelo a Ámsterdam”, “No, no, eso es para Nueva York le digo”). Sensación en ese instante: cri-cri. Tras eso se acercan a preguntar a una señorita de Iberia que les cuenta que tenemos que ir a unas máquinas, sacar en ellas la tarjeta de embarque y luego volver a la cola para dejar la maleta. "¿Pero las máquinas no son para el autocheck-in, cuando no llevas maletas?" "No, no, vaya a las máquinas". Aquí a mi ya me temblaban las piernas.
¡Y hasta aquí puedo leer! Que mira que horas son y mañana toca trabajar. Así que nos quedamos con nuestra heroína con un ataque de nervios en la T4, sin billete, con maleta (no precisamente de las pequeñas), con las colas tipo "serpiente comprimida". ¿Llegará Little Mila a su destino?¿Tendrá que comprar otro billete?¿Extenderá sus vacaciones algún día más?¿Se acabarán sus problemas una vez que han preguntado a la señorita de Iberia?
Todo esto y mucho más en el próximo capitulo de “Las Aventuras de Little Mila”

PD: Familiares y amigos, no os enfadéis porque haya puesto que lo más importante de Semana Santa fue coger reservas. Entended que este es un país donde la gente come un sándwich absolutamente todos los días. ¡¡Que vino un día un jefazo de la empresa y la comida fueron sándwiches en pan especial!!

martes, 7 de abril de 2009

¡¡Ya tengo bici!!

Sí, tulipanes, no me puedo ir de vacaciones de Semana Santa si contaros la noticia más esperada de este blog (que para variar va un poco atrasada en el tiempo): ¡¡¡Mila tiene bici!!! ¡¡Aleluya, aleluya!! (Sed conscientes que contándoos esto me salto otras apasionantes historias que no desvelaré para que me sigáis leyendo:p)

Para que os situéis en el tiempo, nos encontramos en mi segunda semana en los Países Bajos (ya la memoria empieza a fallarme y no se si estamos a lunes o martes, pero vamos que no es muy relevante). Hasta la fecha llevaba tres intentos fallidos de compra de bici: dos que ya os he contado, cuando mi otra compañera se la compró y el hombrito de la tienda se rió todo lo que quiso de mi (pobre yo), otra cuando llegué a la tienda y estaba cerrada (pobre yo, bis); y una tercera cuando me acerqué a La Haya a ver a un compañero de Teleco al que le conté mis penas con las bici y me llevó a un sitio donde un yonki vendía bicis por 20 euros (robadas de Bélgica para no tener problemas aquí, ya me quedaba más tranquila), sin embargo el Sr Yonki resulta que tenía cerrado por descanso dominical (pobre yo, bis bis)

Cuando ya te falla el puesto de los yonkis, estas en el punto en el empiezas a darlo todo por perdido, y te ves como la caminante eterna en el país de las bicis. Y fue en ese momento cuando me llamaron a mi jefe unos compañeros de la planta baja y le dicen: “a ver si puede bajar Mila” (como cuando tus vecinos llaman al portero automático de casa para que te bajes a la calle a jugar). Y chan-chan-chan, allí estaba ella, ¡¡MI BICI!! Hasta los más optimistas del planeta no contaban con que consiguiese una bici. Claro, ¿cuándo iba a conseguirla?, si esto es la pescadilla que se muerde la cola: las tiendas de bicis solo están abiertas cuando estas currando y para llegar a ellas a tiempo una necesita una bici, ¡¡pero era justo lo que quería comprar en la tienda!! Y además yo no sabía donde estaban las tiendas, y no tenía Internet en casa para buscarla, y de hecho no sabía ni como se decía bici en holandés, y, y, y… Pues bien, a partir de ese momento ya todos estos y, y, y pasaban a formar parte del pasado (a la pila de problemas que ya no lo son nunca másJ) Hasta que uno de mis compañeros me dijo “Bueno, pruebala”, y entonces en la pila de problemas surgió mágicamente una nueva entradaL. Estaba pensando contaros que me preocupaba más irme a casa con la bici que dar la vueltecilla de pruebas, pero decir eso sería mentiros, porque después de la experiencia con mi amigo el que esperaba de mi piruetas y no conseguí ni empezar a pedalear, ya solo cogerla me parecía un imposible (además esta ya era mía, mía, así que si no me gustaba o me la comía con patatas o me iba al puesto del yonki y me dedicaba a la reventa).

Con tanta expectación y con la bici ya comprada no podía posponer más la prueba, así que allí me lancé (traté de cerrar la boca fuerte, con los labios a modo de protección de los dientes, que no me pasé dos años con aparato por puro ocio), y allá fui. Desde luego se me veía con poca soltura (no puedo negarlo), pero no fue tan caótico como esperaba. Con esta bici, una en condiciones (con sus frenos en el manillar, con las puntas de los pies tocando el suelo desde el asiento), el “empezar a pedalear” era otra historia. Primera prueba superada, uffffffff.

Además el mismo compañero que me dio el disgusto con el “pruébala”, me dio la alegría al momento siguiente diciéndome “uy la luz no funciona, tengo que revisarla”. Al segundo estaba yo respondiendo “Ah pues entonces hoy la dejo aquí en la oficina y ya mañana me la llevo, porque no quiero que el primer día con la bici me multen” (Sacando a colación el tema multa ningún holandés podría rechistar ni acusarme de miedica, que el dinero es sagrado). Solo a la gente española cuando les contaba que ya tenía bici, pero que no la había cogido para evitar una multa clara, me respondían con guasa “Si, si, multa; anda que no te ha venido bien que no funcione la luz”. Al tercer comentario jocoso, mi orgullo ya había visto suficientemente herido (porque una cosa es que yo me critique, pero ahora, que la crítica venga de fuera), para prometerme a mi misma que al día siguiente Mila se volvía en bici de la oficina lloviese o nevase.

¡¡Nos vemos a la vuelta tulipanes!! Sed buenos y descansad.

PD: A ver si aprendo a subir fotos y os subo una foto de mi bici (y así os ahorro una descripción eterna).

Uyuyuyuyuy

Uyuyuyuyuy tulipanes, en breves instantes el post más esperado del momento.........
Mila y las bicis..........En unos momentos.........No cambies cambies de página.........Uyuyuyuyuy.........

martes, 31 de marzo de 2009

La tienda de productos españoles

Ay tulipanes como entiendo a “la Piquer”. Y cuando digo a la Piquer no me refiero a mi tía (;)), sino a Doña Concha Piquer, la cantante de copla. Síííííííííííí, habéis leído bien, he puesto copla, ¡qué pasa! mucha gente ha tenido una infancia difícil y en la mía algún que otro casete de copla ha amenizado los viajes familiares de verano.

Para aquellos que no hayáis tenido contacto directo con la España de “Ojos verdes”, “El tatuaje” (Esta es la “Él vino en barco, de nombre extranjero...”) o “La Zarzamora” voy a haceros una sección especial, porque no podéis seguir conociendo Holanda (y sus aspectos más cri-cri para algunas personas) sin conocer España (y sus aspectos más cri-cri para otras). Además que los del Trivial cada vez hacen preguntas más enrevesadas:

Conociendo la España Cañi.

Una de las coplas que cantaba Doña Concha Piquer es “Suspiros de España”. La copla va de una emigrante en Estados Unidos durante el periodo de la “ley seca”. La buena mujer no se le ocurre otra cosa más que en Nochebuena organizar una “Spanish Diner”, y ¿qué es una Spanish Diner sin vino…? Pero como ya he dicho estaba en vigor la ley seca por la cual se prohíba la venta alcohol. Sólo, como explica la canción, para la gente enferma podía comprarse vino en farmacias previa receta médica. Así que la pobre mujer no le quedó otra que pagar un pastizal para hacerse con una receta falsa y poder conseguir "vino español, vino español". (parafraseando la copla)

Os podéis imaginar como terminó esa cena, con gente que estaba fuera de casa (justo en navidad) que llevaban sin beber desde hace ni se sabe, con un graciosote que le dá por poner en el gramófono otra canción que se llama “Suspiros de España” (amigo lector, no pienses que la canción se convirtió en un bucle recursivo infinito (:p) en la que la propia canción se puede oir desde el gramófono, y a su vez, en la canción grabada que esta sonando en el gramófono se puede oir vuelve a empezar de nuevo desde un vinilo…("la parte contratante") y así sucesivamente. No tulipán, la canción que escuchan en el gramófono es un pasodoble “Suspiros de España”, distinto a la copla “Suspiros de España”…Si es que tengo que explicártelo todo :p). Pues en efecto, como bien os habeis figurado, acabaron todos llorando. Ahora, tenéis que oír lo que decía la anfitriona después de la cena, la definía como “la mejor cena que soñar pudo un español”:-s.

Fin de conociendo la España Cañi.

Tulipanes tengo que decir en favor de la canción que estando en España no la entiendes. No entiendes el concepto Spanish Diner con el vino (o la sangría) imprescindible, no entiendes la ilusión que te hace cuando vas al super y lees la etiquetita de Spaans (Español) en un producto (aunque sea una cebolla) o cuando vas por la calle y oyes a alguien hablando en español y te debates en tu fuero interno entre acercarte y decirle “¡hola!,soy española” o callarte por la alta probabilidad de que cualquier español irónico que no esté solo piense “mira esta pobre que no tiene amigos”. Y que decir de la ilusión que hace cuando vas a un quiosco de La Haya y lo primero que ves es que venden el “10 minutos” edición española con Raquel Mosquera en portada.

Pero no os sintáis mal tulipanes, porque yo hasta hace poco no lo entendía. Y no lo entendí hasta mi segundo sábado en Delft, cuando dando una vuelta de reconocimiento me encontré ¡una tienda de productos españoles!¡Con la banderita de España!¡Con el letrerito en español!¡Con mandiles de lunares! (Los que todos tenemos en casa) ¡Con latas de cocidito madrileño!¡¡Con turrón El Almendro!! (no podía ser otro que el de “vuelve a casa, vuelve”) ) ¡Con Colacao!! Cegada por la emoción y por la morriña, entré dispuesta a hacer acopio de de todo lo que echaba en falta en el supermercado. ¡¡¡Había lentejas y orégano!!! Lo tuve claro, esta tienda se convertiría en mi nuevo sitio de culto. Supercontenta cogí el orégano y las lentejas (un paquete pequeñito que ya no iba a pasar por casa hasta la noche. Con el Colacao ya cargaría en otro momento pero estaba tranquila porque ya lo tenía fichado). Y más feliz que un regaliz me fui al mostrador a evaluar la procedencia de mi nueva amiga (la cajera de la tienda de los productos españoles), ¿sería extremeña? Pero aquella mujer tenía lo mismo de spaans que yo de holandesa (por cierto, sigo sin trencitas rubias). Y lo que se iba a convertir en mi nuevo sitio de culto, se convirtió en mi nuevo sitio de sablazos. Tres euracos y medio por un botecito de orégano (eso sí, Doña Carmencita, pero vamos que a mi me hubiese valido con Carmen a secas) y un paquete pequeño de lentejas. Y fue justo en ese momento, en ese preciso momento, en el mostrador de la tienda de productos españoles, me di cuenta de que acababa de entender perfectamente la canción “Suspiros de España” (o al menos hasta la primera parte, sin incluir el gramófono).

Tulipanes, sed buenos.
Mila

lunes, 16 de marzo de 2009

A mi abuelo Fidel

En la estancia fuera de casa no siempre hay momentos fáciles, y hoy es uno de esos momentos porque ayer falleció mi abuelo Fidel. Quizá os preguntéis porque escribo sobre ello, y la respuesta es sencilla, es que esta es mi manera de hacerle un pequeño homenaje desde tan lejos.

Desde luego cuando alguien muere puedes actuar de dos formas: lamentando las cosas que no has hecho con esa persona o bien recordando los momentos que de una u otra forma te hacen sonreír. Os podéis imaginar que opción prefiero elegir.

De cuando era muy, muy pequeña la imagen que tengo de mi abuelo es de una persona callada y extremadamente mañosa, virtud que desgraciadamente yo no he heredado. Realmente lo recuerdo arreglando cualquier cosa, y de hecho se me quedó grabada la vez que hubo algo que no supo solucionar (también ayuda a mi memoria el hecho de que justo ese objeto fue un juguete mío, el torno del “alfanova” que me habían traído los reyes).

No sé si os he contado alguna vez que en mi familia somos muy de asociar actividades a personas, como por ejemplo el encargado de llevarme a ver las marionetas a la plaza (Peneque, Peneque ¿dónde te metes?) ha sido siempre mi tío Vale o el del día de la bicicleta mi tío Carlos (Yo el día de la bicicleta como bien podéis deducir iba de mera espectadora). En este reparto (que no sé como se organizó) a mi abuelo Fidel le tocaron las cucañas. Realmente no tengo ni idea de si el termino cucaña es acuñado por mi abuelo, si es típico extremeño o es de ámbito nacional, así que por si acaso lo explico (y esto va especialmente dedicado a los capitalillas de MadridJ). La cucaña consiste en poste de madera que se unta de cualquier sustancia resbaladiza (normalmente jabón) y se coloca perpendicular al suelo. En el extremo más alto de la cucaña se pone un jamón, y la diversión consiste en ver como la gente escala y resbala por el poste mientras intenta alcanzar el jamón. Otro de los juegos que se realizaban consistía en poner barreños con monedas y harina en los que con la boca tenía que encontrar las monedas. La verdad es que haber ido a las cucañas forma parte de mi conjunto de recuerdos más antiguos, con lo cual no sé deciros si entonces ya por entonces tenía yo formado mi nivel de escrupulosidad actual o era por orden explicita de mi abuela (otra gran escrupulosa), el caso es que la participación de mi abuelo y mía en tales eventos era simplemente como publico.

Cuando yo ya era un poco más mayor (ahora nos movemos entorno a mis 11 años y ya mi abuelo venía a comer a casa) recuerdo el intento fallido de enseñarme a jugar con la peonza. La verdad es que yo siempre he sido bastante enreda y siempre que querido estar a la moda del cole: que se llevaba el diabolo, yo me compraba un diabolo para jugar, que se ponían de moda hacer pulseras, yo hacía pulseras,... Con la peonza pasó lo mismo, un buen día paso a ser lo más “in” del patio. Empecé comprándome una y luego me busqué a alguien me pudiese enseñar. Me sonaba que alguien había contado que mi abuelo jugaba de chico a la peonza, así que lo enganché para que me diese clases. El tema peonza no fue nada bien, primero porque mi abuelo se dedicó a hacerme de rabiar insistiendo en que el término correcto era trompo y no peonza (como podéis comprobar yo también soy muy cabezona y sigo sin dar mi brazo a torcer), y después porque ninguno de los dos éramos famosos por nuestra paciencia, con lo cual mis conocimientos actuales sobre la peonza se limitan al ámbito puramente teórico (¿Sabéis que las peonzas pueden ser de dos tipos en función de la parte metálica? Pueden ser de punta de garbanzo o de pico de cigüeña. Hay queda eso).

Sin embargo al menos hubo una cosa con la que superamos con creces las dos sesiones: jugando a la escoba. Durante muchísimo tiempo después de comer nos echábamos una partida a las cartas. No es que existan muchos juegos de cartas para dos jugadores así que nos centramos en la escoba. Como buen integrante de la familia Jiménez, mi abuelo participaba de la actividad típica de la familia: hacerme de rabiar. Y si mis tíos se habían especializado en simular el robo de mis muñecos o llamarme usando nombres extraños, mi abuelo se centró en mosquearme mediante las cartas. Así que por ejemplo cada vez que se llevaba un oro repetía: “Cojo este orito que me va a venir muy bien” (a lo mejor una vez te da igual, pero oír esta expresión vente veces a la semana te termina sacando de quicio, y más si no te gusta perder) o cuando estábamos en la ultima manga siempre me decía: “No tapes tanto la carta, que para un cuatro que tienes…” (Ahhh, con esto especialmente me indignaba, y más porque nunca quiso contarme como lo hacía, se guardaba el truco para él)

Creo que puedo decir que a mis dos abuelos, Domingo y Fidel los tengo asociados a los cacahuetes. Al primero porque a escondidas le robaba los panchitos que él a su vez compraba, sin que mi abuela se enterase, para los partidos del Atléti (un crimen perfecto porque no se podía quejar). Y a mi abuelo Fidel porque, durante muchísimo tiempo (casi tanto o más como el que estuvimos jugando a la escoba), pasaba a verlo a la salida del cole por el bar donde iba a tomarse el café. Él siempre me “convidaba” (me encanta este verbo) con 20 duros en invierno o un polo en verano, y me daba los cacahuetes que ponían de pincho en el bar. Cómo sería la rutina que si algún día me despistaba hablando (raro en mí :p), siempre alguno de mis compañeros del colegio me recordaba: “Oye que hoy no has pasado a ver a tu abuelo”. Con tanto cacahuete como comí les terminé cogiendo manía, para alegría de mi abuelo Domingo, pero sin embargo tanto vicio ha dejado su poso y ahora el mono se me manifiesta en forma de M&Ms.

El recuerdo actual, conmigo ya de mayor que más me gusta de mi abuelo era el de cuando nos poníamos a hablar de cosas de historia que él había estudiado en el colegio y que recordaba con asombrosa claridad. Pero cómo no, siempre había el puntito de discusión cuando cada uno se encabezonaba en el otro estaba equivocado con el número de un rey o las fechas de un evento.

Para terminar este post quiero agradecerle a mi padre las veces que se puso pesado para mi abuelo y yo hiciésemos cosas juntos porque así a día de hoy puedo recordar todas estas cosas que hice con él.

Un besito.

lunes, 9 de marzo de 2009

Gracias señor por ser de Atleti

Papa, papa, ¿por qué somos del Atleti?
Hijo, porque nos da alegrias cuando estamos fuera de casa (no el Atleti, sino nosotros)

Yo no sé porque la gente, en general, es del Atleti, sólo puedo contaros porque yo soy del Atleti. El motivo es muy sencillo: mi abuelo Domingo se adelantó a todos los Jiménez (del Madrid de toda la vida) y me compró primero la equipacion del Atleti, y yo, desde luego, para pena de todos los Jiménez, soy una chica de una sola equipación. De todas formas pienso que fue un acierto total, porque, por como soy me llama mucho más la atención un equipo un poco desastre, de incomprendidos, en el que las victorias saben a gloria y las derrotas no saben ya a na’.

Desde luego yo no soy la aficionada tipica, estandar, que se sabe la alineacion de pe a pa y se traga todos los partidos (de hecho en futbol en general me resulta un poco rollo, no como el baloncesto), pero me siento “atletica” y con eso basta.

Últimamente estoy pensando mucho en el Altleti y por extension en mi abuelo (o en mi abuelo y por extension en el Atleti; da igual, los dos van unidos). El otro día cobré mi primer sueldo en esta empresa y no podía evitar pensar en lo que usé parte de mi primer sueldo de cuando trabajé en Telefonica: comprar entradas para mi abuelo y para mi para ver al Atleti en el Calderón (que por cierto, al final mi abuelo me terminó dando dinero con lo cual él pago las entradas, pero dicen que la intención es lo que cuenta). Lo pasamos genial ese finde semana, aprovechando para dar vueltas por Madrid y como he dicho para ver al Atleti. El partido fue un tipico partido atlético: el Atleti ganó sufriendo (si no hubiera sido así hubiese pedido que me devolviesen el dinero, para una vez que iba al Calderón quería a ver lo clásico, lo que se espera ver alli). Lo más gracioso de ese día es que nos juntamos un par de glotones y poco expertos en ver futbol en el campo, y aunque sabiamos que habia que llevarse un bocadillo (al campo hay que ir con la camiseta, por si acaso te sacan y con un bocata), pues nos lo comimos antes del partido. Asi, en el descanso, cuando todo el mundo sacó su bocata y empezó a comer, mi abuelo y yo nos quedamos superplanchados, sin nada ya que comer y mirando a todos como comian.

La segunda vez que he pensado en el Atleti fue el lunes pasado, en el curso, aquí en Bruselas, cuando lei un mail en el que me daban parte del partido del domingo pasado: “Vaya con el Atleti, menuda remontada al Barça en el Calderón. El Atleti, iba perdiendo 2:0, y ha remontado y gando”.Toma, toma, toma (pienso yo). “Hablan del mejor partido del año”. Ole mi Atleti, y mira que lo siento por Guardiola y lo mono que es, pero el Atleti es el Atleti, y Guardiola después de todo es un poco seco. Vaya alegria que me entro, y es que llevo un mes completamente desconectada de las noticias españolas, y que romper ese silencio con un noticion así...

Por la tarde, al dia siguiente, después del curso me acerque a ver Bruselas. Iba deambulando por la calle (porque no sabía qué visitar) cuando me tope con un puesto de prensa internacional, y ¿qué es lo primero que veo? El Marca, con el Kun Agüero en portada. Eso tenia que ser una señal, porque yo sólo compro la prensa deportiva en grandes eventos como cuando la seleccion española de baloncesto ganó el oro de Pekín. Imagínate, estas en el extranjero y de repente te topas con un puesto de prensa y justo tienen el Marca. Estaba decidiendo a ver que hacia, cuando me gire y vi un puesto de gofres, pero no de los gofres estos que venden en la feria, no, gofres con trocitos de fresas naturales y chocolate fundido por encima. Total, si las veces que he comprado prensa deportiva ha sido llevada por el extasis de la victoria (ggg), y realmente no la leo, solo cojo la portada y la pincho en el corcho de mi cuarto. Y ademas este año no tengo ni corcho en el cuarto. Total que el precio del Marca lo inverti en el Waffle (gofre). Y estoy convencida que mi abuelo hubiese hecho lo mismo J

Tulipanes, sed buenos.

Aupa Atleti y los Waffles ;)

PD: Sé que me he saltado el orden natural en el que estoy escribiendo el blog, pero es que si no la noticia del Atleti se desactualiza. Por cierto que este finde hemos empatado el Bernabeu ;) Ah y ya os contaré más adelante que hacía yo en Bruselas.