martes, 7 de abril de 2009

¡¡Ya tengo bici!!

Sí, tulipanes, no me puedo ir de vacaciones de Semana Santa si contaros la noticia más esperada de este blog (que para variar va un poco atrasada en el tiempo): ¡¡¡Mila tiene bici!!! ¡¡Aleluya, aleluya!! (Sed conscientes que contándoos esto me salto otras apasionantes historias que no desvelaré para que me sigáis leyendo:p)

Para que os situéis en el tiempo, nos encontramos en mi segunda semana en los Países Bajos (ya la memoria empieza a fallarme y no se si estamos a lunes o martes, pero vamos que no es muy relevante). Hasta la fecha llevaba tres intentos fallidos de compra de bici: dos que ya os he contado, cuando mi otra compañera se la compró y el hombrito de la tienda se rió todo lo que quiso de mi (pobre yo), otra cuando llegué a la tienda y estaba cerrada (pobre yo, bis); y una tercera cuando me acerqué a La Haya a ver a un compañero de Teleco al que le conté mis penas con las bici y me llevó a un sitio donde un yonki vendía bicis por 20 euros (robadas de Bélgica para no tener problemas aquí, ya me quedaba más tranquila), sin embargo el Sr Yonki resulta que tenía cerrado por descanso dominical (pobre yo, bis bis)

Cuando ya te falla el puesto de los yonkis, estas en el punto en el empiezas a darlo todo por perdido, y te ves como la caminante eterna en el país de las bicis. Y fue en ese momento cuando me llamaron a mi jefe unos compañeros de la planta baja y le dicen: “a ver si puede bajar Mila” (como cuando tus vecinos llaman al portero automático de casa para que te bajes a la calle a jugar). Y chan-chan-chan, allí estaba ella, ¡¡MI BICI!! Hasta los más optimistas del planeta no contaban con que consiguiese una bici. Claro, ¿cuándo iba a conseguirla?, si esto es la pescadilla que se muerde la cola: las tiendas de bicis solo están abiertas cuando estas currando y para llegar a ellas a tiempo una necesita una bici, ¡¡pero era justo lo que quería comprar en la tienda!! Y además yo no sabía donde estaban las tiendas, y no tenía Internet en casa para buscarla, y de hecho no sabía ni como se decía bici en holandés, y, y, y… Pues bien, a partir de ese momento ya todos estos y, y, y pasaban a formar parte del pasado (a la pila de problemas que ya no lo son nunca másJ) Hasta que uno de mis compañeros me dijo “Bueno, pruebala”, y entonces en la pila de problemas surgió mágicamente una nueva entradaL. Estaba pensando contaros que me preocupaba más irme a casa con la bici que dar la vueltecilla de pruebas, pero decir eso sería mentiros, porque después de la experiencia con mi amigo el que esperaba de mi piruetas y no conseguí ni empezar a pedalear, ya solo cogerla me parecía un imposible (además esta ya era mía, mía, así que si no me gustaba o me la comía con patatas o me iba al puesto del yonki y me dedicaba a la reventa).

Con tanta expectación y con la bici ya comprada no podía posponer más la prueba, así que allí me lancé (traté de cerrar la boca fuerte, con los labios a modo de protección de los dientes, que no me pasé dos años con aparato por puro ocio), y allá fui. Desde luego se me veía con poca soltura (no puedo negarlo), pero no fue tan caótico como esperaba. Con esta bici, una en condiciones (con sus frenos en el manillar, con las puntas de los pies tocando el suelo desde el asiento), el “empezar a pedalear” era otra historia. Primera prueba superada, uffffffff.

Además el mismo compañero que me dio el disgusto con el “pruébala”, me dio la alegría al momento siguiente diciéndome “uy la luz no funciona, tengo que revisarla”. Al segundo estaba yo respondiendo “Ah pues entonces hoy la dejo aquí en la oficina y ya mañana me la llevo, porque no quiero que el primer día con la bici me multen” (Sacando a colación el tema multa ningún holandés podría rechistar ni acusarme de miedica, que el dinero es sagrado). Solo a la gente española cuando les contaba que ya tenía bici, pero que no la había cogido para evitar una multa clara, me respondían con guasa “Si, si, multa; anda que no te ha venido bien que no funcione la luz”. Al tercer comentario jocoso, mi orgullo ya había visto suficientemente herido (porque una cosa es que yo me critique, pero ahora, que la crítica venga de fuera), para prometerme a mi misma que al día siguiente Mila se volvía en bici de la oficina lloviese o nevase.

¡¡Nos vemos a la vuelta tulipanes!! Sed buenos y descansad.

PD: A ver si aprendo a subir fotos y os subo una foto de mi bici (y así os ahorro una descripción eterna).

5 comentarios:

  1. Jajaja... Si la bici te la vendió un yonki, ¿has comprobado que no hubiese ningún regalito en las alforjas? :P Con frenos en el manillar y todo!! Lo de la luz es un extra, así que no te quejes xD
    Un beso!!

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  2. el nirvana del universo bicicéntrico

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  3. Pedazo de bici, que yo la he visto en foto.

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  4. Mila!!! Soy Maria José, te leo desde el principio (bueno, desde que me dijeron Jorge y Cm) y me troncho de risa con tus historias, sigue asi!!! Te advierto que probablemente vaya a Bruselas pronto a ver a una amiga, asiq podía verte a ti, estas cerca? Besitos!!!

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  5. Hablando de bicis:

    Youtube: las bicicletas holandesas

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